El presidente Otto Pérez Molina anunció que considerando la forma en que el aumento al Impuesto sobre Circulación de Vehículos afectó “a los más necesitados”, dispuso dejarlo sin efecto y acreditar a quienes ya habían pagado el exceso para el año próximo. Nunca dijo que era una “rebaja” válida únicamente para este año y que el año entrante esos mismos “más necesitados” tendrán que pagar el aumento dispuesto en la reforma fiscal que fue impulsada por su gobierno y aprobada por el Congreso.
Algunos observadores piensan que el Presidente trató de meterles un gol a los diputados para obligarlos a legislar y que con el gancho de la rebaja al impuesto los pondría en posición de tener que aprobar otros asuntos como los acuerdos comerciales con otros países y regiones, además de los préstamos que siguen pendientes. Si tal fue la intención, obviamente el tiro le salió por la culata porque ahora los diputados están cuestionando la propuesta del Ejecutivo y preparando sus propias reformas al impuesto que grava la circulación de vehículos.
Evidentemente el gobierno, angustiado porque con la reforma fiscal lejos de mejorar sus ingresos provocó una caída sin precedentes, pensó levantar un poco al menos el ingreso con una rebaja de valor al impuesto conocido como el pago de placas. Pero no contó con que los diputados pueden ahora hacer de las suyas y modificar más radicalmente el tributo, ya sea eliminando de plano el aumento o restableciéndolo de forma mucho más gradual que la contemplada por el gobierno.
Lo cierto del caso es que los contribuyentes que no han pagado no van a correr ahora a los bancos para hacer efectivo el impuesto porque todo mundo esperará a que se decida cómo va a quedar el tributo. Si ya su recaudación venía lenta, ahora que se aproxima la fecha final para hacerlo efectivo, seguramente que los dueños de vehículos van a esperar a ver qué resuelve el Congreso por lo que para las finanzas públicas puede ser que haya salido peor el remedio que la enfermedad porque no se producirá el incremento del flujo de ingresos como lo pensó el Presidente tras leer los informes de su Ministro.
Lo importante es entender que en muchas cosas se puede jugar con la opinión pública y engañarla, pero cuando se trata de algo que afecta el bolsillo, se reduce enormemente el campo de maniobra. Y está demostrado que la reforma fiscal que fue aprobada apresuradamente y sin mucho análisis por los diputados al empezar el período de gobierno actual, tiene deficiencias muy serias que lejos de incrementar el ingreso, derrumbaron por completo la recaudación.
Minutero:
La caída en el ingreso
que sacude lo fiscal
se ha de volver un tamal
ahora que le toca al Congreso