¿Qué hacer con 19 mil pandilleros?


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Guatemala es el único país del Triángulo Norte de Centroamérica en donde todavía no se vislumbran esfuerzos para solucionar el problema de las pandillas, pese a que estas suman cada vez más integrantes y se estima que en la actualidad ya cuentan con 19 mil miembros.

POR MARIELA CASTAÑÓN
mcastanon@lahora.com.gt

Si la situación existente ya es complicada, el escenario que se prevé en el corto plazo es aún peor, pero el inmovilismo ante un problema que aumenta sus proporciones con el paso del tiempo no parece ser la solución.

En El Salvador y Honduras se empezaron procesos de paz con la intervención de la Iglesia y la Organización de Estados Americanos (OEA), con miras a buscar la rehabilitación de los pandilleros anuentes a poner fin a la guerra entre los grupos criminales y evitar que más niños y jóvenes se sumen a ellos en los próximos años.

Mientras que, en Guatemala, líderes de la Iglesia Católica, las Iglesias Evangélicas y la OEA dicen estar conformes a colaborar para promover un proceso similar junto con el Gobierno, que hasta la semana pasada reiteró que no seguirá la misma línea de acción de los países vecinos, a menos que una organización con solvencia moral propicie acciones que puedan focalizarse en áreas específicas.

Debido a la falta de iniciativa, Guatemala es el único país del Triángulo Norte de Centroamérica –una de las regiones más violentas del mundo– que no ha promovido una tregua entre los líderes de la Mara Salvatrucha y el Barrio 18, pese a que los análisis policiales advierten de un crecimiento considerable a 19 mil pandilleros de ambas estructuras, vinculados con muertes violentas, extorsiones, secuestros y tráfico de personas, armas y drogas.

Y es que el Gobierno no cuenta con una propuesta que permita detener el número de jóvenes y niños que cada día se integran a estos grupos y que van evolucionando como integrantes de las pandillas hasta participar en las acciones delictivas y violentas; muchos son los factores, pero la falta de oportunidades, la falta de educación y la impunidad inciden en esta situación. Para 2010, en el último informe regional de las Policías de Centroamérica, el número de pandilleros en Guatemala era de 13 mil 500.

Pensar que la solución está en la persecución penal es difícil, pues la mayoría de integrantes de las gavillas goza de libertad, y estadísticas del Sistema Penitenciario (SP) refieren que hasta el 7 de junio había 408 hombres y 66 mujeres del Barrio 18 detenidos, mientras que de la MS se reportaba 217 hombres detenidos y 8 mujeres.

Según los análisis de inteligencia de la PNC, las personas capturadas son principalmente los líderes de las estructuras que dirigen afuera a miles de jóvenes que gozan de libertad y fungen como miembros activos, colaboradores, sicarios, banderas, recolectores de extorsión, vigilantes, entre otros.

La cifra proporcionada es solo una muestra que podría, incluso, ser mucho más alta, de acuerdo con informes de la Unidad Nacional contra el Desarrollo Criminal de las Pandillas (Panda), pues hay familias enteras que pertenecen a las células criminales.

EN EL SIGLO XXI

El ex viceministro de Seguridad, Julio Rivera Clavería califica a las pandillas como “el fenómeno criminal del siglo XXI”, por su forma “violenta y sanguinaria de actuar”, por lo tanto, cree que es un flagelo que debe atenderse pronto, antes de que la situación empeore.

“El gran problema es que a este fenómeno criminal absolutamente nadie le ha puesto atención. El caso de las maras es complejo y difícil porque se puede conocer cómo está estructurado, cómo opera, pero el grave problema es que participan niños, niñas, jóvenes y familias completas, la pregunta es ¿cómo combatirlo?”, se pregunta Rivera Clavería.

Según el profesional, el tema debe ser abordado por medio de un análisis criminal, social y económico, para determinar la ruta a seguir frente a un fenómeno de una magnitud cada vez mayor.

LA RUTA DE EL SALVADOR Y HONDURAS

El Salvador fue el primer país que inició con un proceso de paz en 2012, que permitió avances en la reconciliación entre líderes de las bandas rivales. Con esa “tregua” los pandilleros entregaron armas de fuego, explosivos y por lo tanto hubo una baja considerable de muertes violentas.

Hace algunas semanas, se conoció que Honduras reprodujo una iniciativa similar; en un acto conmemorativo entregaron armamento y aunque aún de forma separada, los pandilleros se mostraron anuentes a poner un alto al fuego.

En Guatemala, las autoridades reconocen que las pandillas poseen gran cantidad de armamento con el que cometen crímenes y es por eso que se consideran tan peligrosas, pero hasta ahora no hay demostraciones de intenciones para detener la violencia.

El Instituto Nacional de Ciencias Forenses (Inacif), en sus estudios balísticos comprobaba recientemente que una sola estructura criminal puede tener hasta 12 armas en su poder.

El secretario de Seguridad Multidimensional de la Organización de Estados Americanos (OEA), Adam Blackwell, quien ha participado en los procesos de reconciliación entre las pandillas de los países vecinos, conversó con La Hora y explicó los avances de esta iniciativa.

“Acabamos de empezar en Honduras, y en El Salvador tenemos 15 meses de experiencia y podemos decir que hay tres éxitos: los líderes de las maras están hablando entre ellos, hay una conversación fluida. Dos, ha bajado la tasa de homicidios más del 50 por ciento. Y tercero, ahora tenemos nueve municipios declarados libres de violencia y delitos, la sociedad está con otra percepción, pueden invertir, hay microempresas; no es perfecto hay todavía riesgos, hay todavía extorsiones, pero tengo la impresión que el clima está mucho más sano”, dijo Blackwell.

El entrevistado explicó que durante muchos años las pandillas generaron hechos de violencia por el odio que se tenían y que afectaban a la sociedad misma.

“Gran parte de los homicidios son entre ellos; hay un odio que se desarrolló por varios años. Los homicidios suscriben con la sociedad: extorsiones, robos, hurtos, todo tipo de violaciones, todo tipo de delitos”, reiteró.

MUESTRAN DISPOSICIÓN

La Hora investigó la opinión de los líderes de las Iglesias Católica y Evangélica, así como de la OEA, para conocer si existe disposición para intervenir en un proceso similar al de El Salvador y Honduras, y aunque cada entrevistado mostró su anuencia, coincidieron en que el Gobierno debe propiciar esas acciones.

El arzobispo metropolitano, monseñor Óscar Julio Vian, expresó que para atender un tema de este tipo no solo se requiere la voluntad de las iglesias sino de muchos medios que provengan del gobierno.

“No solo se necesita la buena voluntad de la Iglesia católica o de las iglesias evangélicas; ahí se necesitan muchos medios y eso solo lo puede hacer el gobierno. Lo que no se debe hacer es atacar el mal solo a base de violencia, porque en realidad la falta de escolaridad, de trabajo y de formación es una escuela para que existan las pandillas”, refirió el religioso.

A criterio de monseñor Vian, puede apoyar al gobierno si solicita su colaboración para mediar en una iniciativa similar a la de los países vecinos, toda vez que como Estado se proponga a una persona adecuada para asumir esa responsabilidad.

“Si el Estado pide, si conocen a un sacerdote o una persona de la Pastoral que pudiera hacer este trabajo, yo estaría dispuesto a darlo para que haga este trabajo, pero que lo descubran las mismas autoridades o las personas que están más cerca de este problema; con gusto yo estaría dispuesto a ponerlo a trabajar en ese campo”, refirió.

Por aparte, el pastor Carlos Estrada, directivo de la Alianza Evangélica de Guatemala, mostró su interés para alcanzar una reconciliación, e inclusive, a buscar mecanismos de reinserción para los jóvenes pandilleros.

“Indudablemente estamos en toda la disposición de ser los medios para propiciar un pacto de reconciliación entre las maras y no solo de reconciliación, sino que de un proceso de reinserción de estos jóvenes a la sociedad y el campo laboral”, indicó el líder religioso.

El pastor Estrada explicó que la Iglesia Evangélica ha tenido experiencia en otras propuestas similares, como ocurrió con las clicas Los Caballos y Los Metales, quienes por medio de la Iglesia lograron reconciliarse en Ciudad Peronia hace algunos años.

La propuesta de la Iglesia Evangélica es crear con urgencia una Comisión Nacional, integrada por el Estado, los grupos religiosos, el sector privado y organizaciones sociales, para que posteriormente se cree un plan integral y unificado para sentar las bases de lo que se pretende llevar a cabo.

El representante de la OEA también manifestó que esta instancia está anuente a cooperar con el gobierno si llegara a solicitar su intervención.

“La OEA no es una organización supranacional. Nosotros respetamos la soberanía de los Estados y siempre actuamos con invitaciones de los Estados, sin embargo, creo que basado en los éxitos y el modelo de El Salvador, ahora, ojalá, un paso similar en Honduras hemos llegado al tiempo de hablar sobre la posibilidad de expandir este proceso hacia Guatemala”, señaló Blackwell.

El funcionario reiteró que de momento no existe una reunión formal con las autoridades para abordar el tema, pero si en dado caso se originara la iniciativa habría que hacer un diagnóstico del país.

“NO PROCEDE LA MISMA LÍNEA DE ACCIÓN”

El titular del Ministerio de Gobernación, Mauricio López Bonilla, fue consultado recientemente sobre la voluntad para buscar alternativas distintas con las maras, pero reveló que en Guatemala no procede la misma línea de acción, a menos que cualquier otra institución con solvencia moral propicie las acciones.

“Es una línea que no corresponde. La realidad de Honduras y El Salvador es muy distinta a la de Guatemala, aquí no es tan sensitiva la expresión que tenemos de ataques entre las pandillas, es más lo que las pandillas le están haciendo a la sociedad misma”, puntualizó el responsable del Interior.

“Aquí lo único que procede es que ellos sigan el ejemplo de Honduras, le pidan perdón a la sociedad, entreguen las armas y digan que quieren programas para trabajar, pero cualquier actor que tenga solvencia moral para dirigir esfuerzos de reconciliación, serían importantes los buenos oficios que interpongan la Iglesia Católica o la Iglesia Evangélica, pero es más que todo de mediación”, explicó Bonilla.

El funcionario agregó que con la colaboración de los actores sociales se podrían focalizar los esfuerzos en algunos sectores del país.

Rivera Clavería, por aparte, agregó que el gobierno no debe pactar con las maras, pues podría ser contraproducente para los años venideros, sobre todo si no se cumplen los acuerdos.

“Insisto, al Gobierno legalmente le está impedido negociar con criminales, le voy a poner un ejemplo, ¿cómo se sentiría la mamá de un muchacho que lo mataron las maras? al ver que dos grandes líderes pandilleros están haciendo acuerdos para seguir extorsionando tranquilamente y además que están afuera de las calles y no están detenidos. Son errores que tarde o temprano se van a pagar caros, lo que digo puede tener mucha oposición, pero lo que estoy diciendo lo estoy pensando en tres, cinco o diez años”, puntualizó.

UNICEF
PROPONE ACCIONES

Justo Solórzano, especialista en Temas de Niñez y Adolescencia del Fondo de Naciones Unidas para la Infancia (Unicef), refiere que el Estado debe atender la problemática actual con prevención primaria, secundaria y terciaria.

El entrevistado dice que se deben generar programas especiales para estos 19 mil adolescentes y jóvenes, porque la mayoría de los miembros de las maras juveniles son adultos y entre un 20 o 25 por ciento pueden ser menores de edad.

“Hay dos acciones de prevención en las que debería trabajar el Estado: la prevención primaria dirigida a adolescentes y jóvenes en el tema de educación, habilitar centros educativos para secundaria porque solo 3 de cada 10 jóvenes estudian”, explica.

Según Solórzano, la prevención secundaria que va dirigida precisamente a aquellos adolescentes que están en alto riesgo de involucrarse con la criminalidad que seguramente ahí se ubicarían a estos 19 mil jóvenes miembros de pandillas, “porque no podemos decir que pertenecer a una pandilla constituye un delito, el tema es que claro que estas pandillas son utilizadas por adultos”, explica.

El representante de Unicef puntualiza en que hay que trabajar y dialogar con las pandillas y buscar mecanismos para no estigmatizarlos.

 “El otro tema es la prevención terciaria los que están siendo juzgados por cometer un hecho criminal siendo adultos o menores de edad; hay que implementar en el SP un sistema de resocialización porque hoy no existe, si capturan a un adolescente y lo llevan a un centro, va a contactar a otro adolescente que ha cometido delitos graves que no lo van a involucrar a pandillas sino al crimen organizado”, reiteró.

El funcionario concluyó en que las falencias de educación, de prevención primaria y secundaria, así como el abandono del SP están provocando que los jóvenes se involucren cada día en delitos más graves y que sean utilizados por los adultos.

“El gran problema es que a este fenómeno criminal absolutamente nadie le ha puesto atención. El caso de las maras es complejo y difícil porque se puede conocer cómo está estructurado, cómo opera, pero el grave problema es que participan niños, niñas, jóvenes y familias completas, la pregunta es ¿cómo combatirlo?”
Julio Rivera Clavería
Exviceministro de Gobernación

“Acabamos de empezar en Honduras, y en El Salvador tenemos 15 meses de experiencia y podemos decir que hay tres éxitos: los líderes de las maras están hablando entre ellos, hay una conversación fluida. Dos, ha bajado la tasa de homicidios más del 50 por ciento. Y tercero, ahora tenemos nueve municipios declarados libres de violencia y delitos, la sociedad está con otra percepción, pueden invertir, hay microempresas; no es perfecto, hay todavía riesgos, hay todavía extorsiones, pero tengo la impresión que el clima está mucho más sano”.
Adam Blackwell
Secretario de Seguridad Multidimensional de la OEA