¿Peligros de la radiación electromagnética son reales o controlados?


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Hay personas muy sensibles a su entorno, que están convencidas de que las ondas electromagnéticas de aparatos como los celulares son responsables de enfermedades crónicas. Se trata de una creencia para la que no existe evidencia científica, pero ante la duda, los expertos recomiendan ser cautelosos.

Por Anja Reumschüssel
Agencia dpa

Durante años, Wolfgang Stäbler jugaba al bádminton, pero en un determinado momento se le fueron las fuerzas, y después llegaron los dolores, cuando tenía unos 55 años. Fue a varios médicos, pero nadie daba con la clave de los dolores. Hoy, este técnico electrónico vive en un pequeño pueblo cerca de Fráncfort donde a algunos de sus vecinos les molesta no tener señal en sus celulares. Stäbler en cambio está encantado, porque a sus 62 años los dolores casi han desaparecido, así como la tos crónica de su mujer.

Stäbler forma parte del dos por ciento de los alemanes que se definen como «electrosensibles». Su cuerpo reacciona ante la radiación electromagnética que emiten las antenas, los routers WLAN y los celulares.

Durante años vivió junto a dos antenas transmisoras, y está convencido de que sus problemas tienen que ver con la radiación.

Anja Schulte-Lutz, especialista de la Oficina Federal alemana de Protección de la Radiación (BfS), disiente. «La BfS investigó precisamente este tema. Y hay personas que tienen problemas muy serios, pero no se pudo comprobar que haya una relación con la radiación electromagnética», afirma.

Por el contrario, el médico Lebrecht von Klitzing, que ha llevado a cabo estudios sobre los peligros para la salud de la radiación de los teléfonos móviles, cree que sí es posible que ésta sea una causa de dolencias.

Von Klitzing señala al igual que Schulte-Lutz que los problemas cuyo origen se desconoce, como los dolores de Wolfgang Stäbler, pueden tener diferentes causas, como alergias o intoxicación por químicos u otras sustancias, pero no hay que descartar la radiación.

«El problema es causado por una suma de hechos», opina. Pero está convencido de que la radiación electromagnética tiene efectos sobre el cuerpo. «No sabemos de qué manera la radiación entra en el cuerpo, pero sabemos que hay ciertas personas a las que les afecta».

Estas reacciones se pueden medir observando cambios en la conductividad eléctrica de la piel o del ritmo cardíaco.

Los problemas de salud que los pacientes achacan a la radiación electromagnética son diversos. Van desde problemas de piel o mareos a estados de agotamiento. Pero no existe una relación científicamente comprobada. «No se puede decir a nadie que se va a curar de estas dolencias», dice Schulte-Lutz. «No hay ninguna prueba de que provengan del celular».

Pese a ello, en la Unión Europea hay límites máximos para la radiación que pueden tener los aparatos. La máxima tasa de absorción específica (SAR, por sus siglas en inglés), se ubica en los dos vatios por kilo (w/kg). Schulte-Lutz recomienda no tener teléfonos con más de 0,6 w/kg. El objetivo de la tasa, que mide la potencia con la que un campo electromagnético es absorbido por un tejido vivo, es que éste no se caliente por encima de un nivel considerado dañino.

«Por lo que se sabe hasta ahora, los actuales niveles máximos protegen de cualquier efecto sobre la salud», señala Schulte-Lutz. En cambio, Von Klitzing opina que son muy elevados, porque según sus investigaciones el cuerpo reacciona ya ante valores más bajos de radiación.

Tampoco está claro cuáles son los efectos a largo plazo de la radiación, ni su impacto sobre los niños. Los estudios a largo plazo se centran sobre todo en determinar si los aparatos móviles pueden causar cáncer.

Schulte-Lutz y Von Klitzing coinciden en subrayar que debido a las dudas aún no resueltas, es mejor reducir la exposición. Un router WLAN debería apagarse cuando no se usa, y al comprar teléfonos o routers inalámbricos, el usuario debe prestar atención a las indicaciones sobre la potencia del amplificador que los conecta con sus bases o con la computadora. Lo ideal es que estos aparatos no estén en las zonas más utilizadas de la casa, y nunca en el dormitorio.

En lo que respecta al celular, lo mejor es usar auriculares, no hacer llamadas si la cobertura es mala y elegir un aparato con un bajo nivel de SAR.

Quien crea ser electro sensible debería tratar de descartar otras causas para sus problemas junto con su médico de cabecera. Si como en el caso de Stäbler no se hallan otras respuestas, los especialistas han desarrollado test con los que es posible analizar si la responsable es la radiación electromagnética.

Stäbler vive en una zona sin cobertura, y se siente bien. Con un medidor de electro smog descubrió en su antigua vivienda los campos electromagnéticos. «Si no hubiese comprado el aparato, quizás hoy estaría muerto», dice convencido. No importa que su caso no esté científicamente comprobado. Él y su mujer se sienten mejor ahora.