La policía patrullaba el jueves en las calles de Teherán donde la distribución racionada de gasolina continuaba sin incidentes, un día después de las violentas protestas contra el plan de racionamiento impuesto en el cuarto país productor de petróleo del mundo.
Los iraníes hacían fila delante de las gasolineras y «la situación en la ciudad es tranquila y la policía patrulla en las principales avenidas y plazas», según el portavoz de la policía citado por la agencia Shana.
El miércoles, al menos doce gasolineras de la capital fueron atacadas e incendiadas por automovilistas furiosos con el plan de racionamiento.
Al menos 80 personas fueron detenidas en los incidentes.
El diario conservador Kayhan, que apoya al presidente Mahmud Ahmadinejad, mostró este jueves dos fotos de gasolineras devastadas y largas filas de automóviles delante de otra.
El diario acusó a «la mafia del tráfico de gasolina de haber provocado los ataques contra las estaciones de servicio».
En 2003, el gobierno del presidente reformista Moahamed Jatami había aumentado el precio del litro de gasolina de 500 a 650 rials (de 5 a 7 centavos de dólar) y luego en 2004, a 800 rials (8 centavos de dólar). El 22 de mayo, el gobierno de Ahmadinejad aumentó el precio al equivalente de 10 centavos de dólar.
El problema es que el déficit de producción de gasolina ha gravado de manera importante las finanzas del Estado iraní, cuarto productor mundial de petróleo, que debe importar más o menos un 40% del combustible.
Esta situación es tanto más perjudicial para la economía iraní en cuanto que las compras se hacen a precio real mientras que la venta a los consumidores es a un precio con una importante subvención.
Este precio, que es más de diez veces inferior al que tiene la gasolina en la región, ha favorecido el tráfico con destino a los países vecinos.
También ha favorecido un consumo inmoderado con una profusión de automóviles de gran cilindrada o la conservación en circulación de vehículos muy antiguos.
El diario moderado Kargozaran, lamentó que «la policía no haya sido informada de la fecha en que comenzaba el racionamiento», encontrándose superada por los estallidos de violencia que provocó la medida.
El plan de racionamiento, previsto en principio durante cuatro meses, fue anunciado sorpresivamente el martes en la tarde, sólo unas horas antes de que entrara en vigencia.
El presidente del Parlamento, Gholam Ali Haddad Adel aseguró en el cotidiano gubernamental Irán que esta vez «el Majlis (parlamento) esta determinado a continuar el plan de racionamiento».
Por su parte, el ministro del Petróleo Kazem Vaziri Hamaneh afirmó al diario Resalat que «no permitiremos que la gente sufra por el racionamiento».
El ministro había explicado que el gobierno se daba un plazo de dos meses para estudiar la posibilidad de entregar una cantidad suplementaria de gasolina a los automovilistas, pero a un precio llamado «libre».