Por pura coincidencia y para mi mala suerte, estuve en la ciudad de Antigua durante el «festejo» de la no sé cuántas reuniones que lleva en su haber esta cacharpa vieja como don Clemente Marroquín llamaba a estos centros de tecnocracia, burocracia y huevonerocracia, que hemos producido como seres pensantes para ayudar a la civilización llamada OEA.
Lo primero notorio y notable fue el despliegue militar, de polacos y guaruras que medio discretos paseaban hasta con el disfraz de turistas como los gringos que vinieron a cuidar a Su Excelencia y cónsul de la República Jhon Merrick, quien acaparó la mirada de los inquietos periodistas relegando a segundo grado a nuestro Excelentísimo Presidente Constitucional de la República. Aparte de él fueron figuras de honor el Secretario de la OEA a quien el pelo le es cada día más escaso y la panza más grande, así como a los Ministros de Relaciones Exteriores que ponían atención en lo posible, pues los bostezos se escapaban cada vez más seguido a medida que toda esa cantidad de gente se echaba su discurso, aunque algunos evidentemente mediocres. Yo no estuve en primera fila, sino de colado en uno que otro acto que me interesaba.
Y me interesaba porque cuando fui Secretario de la Comisión Nacional Contra las adicciones y las drogas (dispensen el nombrote, pero así se llama y para abreviarlo lo nombraremos simplemente como SECCATID (donde por cierto hay un desempleado obsesionado con ese puesto que ocupé y cada vez que puede me mienta la madre y me manda uno de esos babosos comentarios que están llenos de reglas establecidas por los mismos periódicos, pero que ninguna se cumple). Así que espero sus cobardes y anónimos insultos porque la hombría se lleva, no se presta.
Pues bien, hecha esta salvedad, durante ese tiempo en SECCATID hice buena amistad con personeros de importantes organismos que tratan el problema de las drogas como la CICAD que es de la OEA y la ONUSID que es de la ONU. Ambas han hecho libros, convenciones, reuniones, conferencias en su afán por terminar con estos flagelos, pero los «expertos» no han logrado más que un cúmulo de buenas intenciones, recomendaciones y los mejores augurios para terminar con las drogas. Hasta allí nomás.
Entre mis recuerdos, tengo presente un Fiscal General Antigrados que me relató cuando la guardia nacional de Panamá realizó una de las más grandes operaciones contra uno de los carteles. Capturaron a 28, decomisaron armas último modelo y eso que Panamá si tiene buenas armas y encontraron documentos donde estaba la estructura de ese grupo que si la tuvieran nuestros ejércitos ya estarían en la cárcel estos criminales. Una estructura impresionante con labores, operaciones de gente arriesgada para hacerlas que ya las quisieran nuestras fuerzas armadas, con todo y aviones de propulsión a chorro y radares como los que les vamos a comprar a Brasil. Recuerdo que el Fiscal me obsequió fotocopias de «algunos» de los documentos de la estructura y me quedé con la boca abierta.
Me pregunto yo: ¿Si a los gringos los sacaron de Vietnam un «ejército» con escaso armamento y pocos hombres, comparativamente hablado? ¿Qué pasaría si se unen con esas bandas criminales?… El Secretario General de la OEA y los gobiernos tienen la palabra.
Hablando de otras cosas relacionadas con esa reunión de Antigua, da pena, lástima, vergüenza ver como tienen las calles, monumentos y lugares turísticos de nuestra tierra, la media corporación municipal y además fuentes de todo crédito me contaron que los negocios siguen con los «administradores del Monumento Colonial de América» y para colmo hay algunos empleados que le ganan en su educación al pandillero más temerario. Antes de que empezara esta reunión fui a arreglar dos asuntos en la Municipalidad local y me mandaron a la… punta de un cuerno.
SOCORRO, SALVEMOS A LA ANTIGUA…