Tema constitucional


Editorial_LH

El Gobierno de Guatemala ya fijó postura respecto a la convención interamericana que tiene que ver con el tema del aborto, lo cual por supuesto genera debate y discusión porque se trata de un asunto que confronta a distintos sectores que se definen como conservadores, en contra del aborto, y liberales que promueven que el Estado facilite al menos ciertas formas de aborto como el terapéutico en caso de riesgo para la madre o cuando la concepción es producto de una violación.


Sin embargo, en Guatemala estamos frente a un tema constitucional y por lo tanto no hay espacio, mientras tenga vigencia nuestra Constitución Política y específicamente su artículo tercero, a debates sobre si se puede o no reformar legislación. Esa norma literalmente establece: “Derecho a la Vida. El Estado garantiza y protege la vida humana desde su concepción, así como la integridad y la seguridad de la persona.”
 
 Primero hay que decir que el Estado guatemalteco no ha sido garante ni protector de la vida humana porque vivimos en medio de una inseguridad tremenda que cobra miles de vidas todos los años ante la incapacidad de las autoridades para garantizar la vida, la integridad y la seguridad de las personas. Lo cual, desde luego, no quiere decir que por el irrespeto constante a esa norma que le obliga, el Estado pueda declarar su inaplicabilidad. Es una garantía constitucional, la primera que se establece en el tema de los derechos individuales, y por lo tanto tenemos que entender su dimensión.
 
 Algunos afirman que nuestra Constitución también establece que el nuestro es un Estado laico y que por lo tanto las objeciones de tipo religioso al aborto no deben prevalecer, lo cual es una tontería desde el punto de vista legal. Al margen de consideraciones religiosas, insistimos en que desde el punto eminentemente legal Guatemala tiene una norma que no permite que se ratifique la convención tal y como está planteada porque riñe con nuestro ordenamiento constitucional. Aquí el paso que tienen que tomar primero los que creen en el derecho al aborto, es el de la reforma de la Constitución porque sin cambiar el artículo tercero de la vigente, no hay espacio para sus planteamientos.
 
 Por supuesto que cada quien tiene derecho a tener sus propios puntos de vista y es natural que ello provoque un debate. Pero es importante centrar las cosas para advertir que legalmente no hay espacio ni campo para propuestas que vayan en contra de ese artículo constitucional vigente que obliga al Estado a garantizar y proteger la vida humana desde su concepción.

Minutero:
Sin lograr nada concreto 
y con un trabajo discreto 
termina otra asamblea 
de la tan inútil OEA