Dinero estatal evaporado


Eduardo-Villatoro-2013

A propósito de la expulsión del país de que fue objeto el expresidente Alfonso Portillo y recordando que él y dos presuntos secuaces suyos fueron absueltos del delito de malversación de Q120 millones, conviene inquirir dónde se encuentra ese dinero que, según se colige de la sentencia, no se lo apropiaron los sospechosos, uno de ellos exministro de la Defensa Nacional.

Eduardo Villatoro


Al margen de que esa sentencia absolutoria provoca suspicacias, porque aparentemente las evidencias presentadas por fiscales del Ministerio Público eran contundentes, y los maliciosos que nunca faltan recelan que el mismo MP no haya apelado, omisión que mueve a sospechar que de esa manera se allanaba el camino para la extradición del exgobernante, uno de cándido se pregunta ¿Qué sé hizo esa millonada de quetzales? ¿Desapareció misteriosamente sin dejar rastro?

Pero éste no es un caso excepcional en el que se esfumarían Q120 millones en las narices de investigadores, jueces, militares y auditores de la Contraloría General de Cuentas, y no un centenar de botas para soldados, una decena de vehículos o un par de palomas del atrio de la Catedral Metropolitana…

Otro escándalo olvidado es la desaparición de Q82.2 millones que integraban los ahorros del Congreso de la República y que fueron confiados a una empresa que saltó a la fama con el emblemático acrónimo de MDN (Bolsa de Mercado de Futuros), cuando era presidente de aquel Organismo el incauto Eduardo Meyer, a quien los órganos jurisdiccionales lo condenaron a tres años de prisión conmutables a razón de Q100 diarios y una multa por la estratosférica suma de Q10 mil, por los delitos de peculado culposo, omisión de denuncia e incumplimiento de deberes…

En ese affaire se vio envuelto involuntariamente el entonces candidato presidencial Pérez Molina, pero no se le procesó porque argumentó que el MDF únicamente le proporcionó un préstamo de unos cuantos cientos de miles de quetzales, que comprobó haber pagado justo a tiempo. Hasta donde me he enterado, esos Q82.2 millones simplemente se desvanecieron y todo el mundo tranquilo, como si nada hubiese ocurrido, al igual que la plata que se evaporó del Crédito Hipotecario Nacional, en el caso de Portillo y sus cómplices.

No me acuerdo con precisión cuánto fueron los millones de quetzales que, asimismo, se desvanecieron del IGSS, en otro casual negocio turbio que, al culminar a medias el proceso entablado contra varias impolutas personas, fue condenado el entonces gerente César Sandoval, quien purga prisión con todas las comodidades que le facilita el dinero ganado con el sudor de sus manos, porque la millonada de pisto no se recuperó. ¿O sí?

El susodicho no tardará en salir en libertad por redención de penas, como uno de los tres hermanos Salán que fue condenado a 11 años de prisión, si la memoria no me falla, pero ya se encuentra libre después de pasar sólo 6 años en el bote, por buena conducta y ahora disfrutando de sus haberes.

Abundan otros casos de dinero escamoteado al erario que no dejaron huella, para solaz y esparcimiento de exfuncionarios corruptos y su parentela.

(El juez Romualdo Tishudo y su mujer nada agraciada, heredera única de un millonario exfuncionario corrupto, comiendo en un restaurante, le dice a su marido: -El joven de enfrente me está sonriendo. El afortunado esposo replica: -La primera vez que te vi yo también me moría de la risa).