La infidelidad es vista como una alternativa para dar solución a las carencias en la vida de pareja. Pienso en otra alternativa diferente, al ver y conocer parejas que se quieren, que tienen muchos motivos para haber unido sus existencias, que son buenos socios de vida, que disfrutan de cosas en común, mantienen una buena comunicación en muchos aspectos. Sin embargo, son personas que presentan carencias propias que les dificulta responder ante el compromiso de ser leales a su pareja. Muchas de estas personas infieles, no saben muy bien vivir sin la presencia de su pareja.
La infidelidad trae consigo sufrimiento y decepción para el hombre o la mujer que han sido sujetos de infidelidad. Es una situación muy estresante, en la cual se pueden observar una gama amplia de sentimientos: asombro, tristeza, enojo, venganza y el engaño es vivido como una herida profunda a la autoestima. Puede conducir a otros actos violentos como los golpes y malos tratos, la conducta suicida y la homicida.
Algo bastante peculiar de observar es que ante estos deseos de venganza, los hombres son más proclives a agredir a su pareja femenina y las mujeres también se concentran más en la adversaria de su mismo sexo. Esto último a sabiendas de quién le fue deshonesto y desleal fue su novio, su conviviente o su cónyuge.
Ante la infidelidad ocurre la pérdida de la confianza y ésta consiste en la seguridad que se tiene de que la persona con la cual se mantiene una relación es honesta y sincera, procurará el bien y nunca el mal, por lo cual será incapaz de dañar de manera intencional.
Dentro de otras consecuencias que se describen ante el tema de la infidelidad se encuentran: El divorcio, hijos/as fuera de la relación establecida y a veces no deseados, un cambio dentro de la forma de relacionarse en pareja, el sufrimiento de los hijos e hijas, el contagio de enfermedades de transmisión sexual incluyendo el HIV. Consecuencias económicas, como un ejemplo el hecho de que se disponga de los recursos con que cuenta el sostén de una familia para las conquistas subrepticias.
La infidelidad también puede ser mortal, las mujeres infieles son delegadas, juzgadas y confinadas al ostracismo, al ser conceptualizadas como “las malas”. La sociedad las reprende y las castiga con mayor severidad, la muerte puede ser un final para ellas. Los hombres infieles, de manera contraria, adquieren un status superior al adquirir el título de “don Juanes”.
Algunas veces también se han referido cambios positivos dentro de la relación, en tanto puede conducir a una reevaluación y a un mejor equilibrio. Emprendiendo un nuevo comienzo con la visualización de nuevas oportunidades.
En 1999 una empresa de cosméticos italiana mandó a hacer una encuesta sobre las consecuencias físicas y psíquicas del adulterio. Dando los siguientes resultados: al parecer, las mujeres rejuvenecen con la infidelidad; el 47% se preocupa más de su aspecto tras tener un amante; el 28%, adelgaza y recupera la línea; el 24% asegura que su piel se vuelve más tersa y luminosa, y el 52% sostiene que la traición les da más equilibrio psicológico. Además, el 26% confiesa que no tiene ningún sentimiento de culpa. De todos los apartados relacionados con el remordimiento, este es el que obtiene el porcentaje más alto. En el caso de los hombres, sin embargo, sucede casi lo contrario. Por ejemplo, el 32% de los hombres se siente muy culpable tras el adulterio; también el 32% se ven con más arrugas, y el 24%, más barrigón.
Así que la infidelidad puede tener consecuencias y antes de ser infiel o desleal, se han de considerar a éstas.