Motivos para celebrar


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Lamentablemente no nos sucede muy seguido que noticias de este nuestro país tengan contenido positivo y esperanzador, por lo que en esos escasos momentos es bueno celebrar y señalar las buenas cosas que se le dan a esta bella nación.

John Carroll


Esta semana se han conocido dos noticias que a simple vista parecerían negativas, pero que al analizarlas vienen acompañadas de bendiciones para esta noble tierra. Primero, la inclusión de Guatemala en un listado de “paraísos fiscales” supuestamente emitido por Francia. Pocas cosas atraen más capital en el mundo regulado de hoy que un sistema con regulaciones financieras y fiscales moderadas o suaves, por ponerle un calificativo. Pareciera como que a los gobiernos de países desarrollados no les basta con endurecer sus políticas regulatorias en temas fiscales y financieros, sino, además, extienden sus tentáculos políticos para tratar de someter a países del Tercer Mundo al mismo régimen. Esto debe ser motivo de alegría porque significa que estamos peleando de alguna manera no intencional contra fuerzas burocráticas supranacionales que tratan de imponer su injerencia en el actuar financiero de las personas comunes y corrientes. Imagine el honor que puede resultar de estar metido en una lista junto a paladines del derecho individual y la privacidad como Suiza y Panamá. Ya he escrito en varias oportunidades que los mentados paraísos fiscales no son más que plazas financieras del mundo actual que han comprendido que la regulación financiera actual no hace más que dificultar el esfuerzo productivo del capitalista. Claro está que algunos pillos se aprovechan de la libertad para esconder fondos mal habidos, pero la verdad es que mucho más daño hacen las regulaciones a los honrados y trabajadores que a los ladrones y estafadores. Los Estados, amigo lector, tienen mandato del pueblo para perseguir, procesar y condenar a los deshonestos desde hace mucho tiempo, sin embargo, desde hace algunos años les hemos dado el poder para fiscalizarnos, exprimirnos y acusarnos con la excusa de estar resguardando los intereses de todos. Aparentemente estar incluidos en esta lista tiene el efecto negativo de no poder gozar de la ayuda internacional que viene del país europeo, acción que muchos de nosotros esperamos hace mucho tiempo, ya que la “ayuda” que nos dan solo ha servido para hundirnos más en la pobreza y la desesperación mientras soportamos a funcionarios abusivos y prepotentes del exterior. Sería ideal que las ONGs dejaran de recibir los fondos que les envían y que tanto mal nos ha hecho al alimentar el odio, la corrupción y el chantaje diplomático.

El segundo caso para celebrar es la positiva noticia de la renuncia del Comisionado Dall’Anese que como vino se va, sin éxito y sin resultados al mando de un engendro legal que no ha hecho sino el contrario de su noble propósito. Se dice que a este señor, como al otro, le esperan asuntos legales en su natal Costa Rica por malos pasos en su gestión como Fiscal General de aquel país. Ojalá y esto le recuerde a nuestras autoridades, otra vez, que la CICIG no ha hecho sino daño a esta sociedad y a nosotros los guatemaltecos que resolver el problema de justicia que tenemos pasa por trabajar y sudar la gota gorda en lugar de hacer una fantochada jurídica otorgando poderes casi absolutos a un puñado de burócratas con la moral más distraída que la de las propias autoridades locales.
Celebremos pues las buenas nuevas, tenemos fama de paraíso fiscal y la idea de la CICIG queda, cada día más, como una idea para el olvido.