Marion Cotillard se entregó al punto por completo y hasta aprendió un nuevo idioma para interpretar a una mujer polaca que lidia con las realidades de la Nueva York de los años 20 en la tersa oferta de James Gray «The Immigrant».
El crudo drama, que se estrenó el viernes en el Festival de Cine de Cannes y compite por la Palma de Oro, se filmó en parte en la casi mítica Ellis Island, donde millones de inmigrantes desembarcaron al llegar a Estados Unidos en busca de una vida mejor, en una imagen capturada con extrema belleza por el director de cinematografía Darius Khondji.
El sueño americano inicial del personaje de Cotillard, Ewa, de reunirse con sus tíos y conocer a un «buen hombre» para crear su propia familia rápidamente se desvanece. Su hermana termina en cuarentena en un hospital para inmigrantes y ella es acogida por Bruno, el libertino gerente de un cabaret propenso a brotes de violencia.
Bruno, interpretado por Joaquín Phoenix en una melodramática actuación que ha dividido a la crítica, se siente atraído por la belleza de Ewa y la obliga a ponerse el uniforme de su cabaret, que también sirve de prostíbulo.
Ella se convierte en la más preciada de sus «palomas», el repugnante nombre con el que llama a sus bailarinas. Pero lo que habría sido un relato predecible de prostitución toma un giro con la compleja humanidad de los personajes de Gray, que no son ni del todo buenos ni del todo malos.
La actuación de Cotillard, laureada con el Oscar por su papel de Edith Piaf en «La vie en rose» (2007), ha acaparado nuevamente la atención por su intensidad interpretativa y por haber aprendido polaco para el rol; unas 20 páginas del guion estaban es ese idioma, apuntó. La actriz francesa admitió que aunque hablar una lengua extranjera fue difícil, a nivel artístico le ayudó.
«El idioma lo crea todo. Me gusta crear personajes que tienen su propio enfoque, su propio lenguaje físico, su propia voz. Cuando una tiene un idioma diferente que aprender, de algún modo ayuda a crear eso», explicó.
Dijo que hablar polaco fue su «mayor reto», pues aun cuando quedaba contenta con una escena «no tenía manera de saber si estaba perfecto. Era muy inquietante».
Cotillard se ha convertido en toda una políglota de la actuación. Este año apareció hablando inglés, francés e italiano en «Blood Ties».
El tercer personaje clave de «The Immigrant», podría decirse, es Ellis Island, otrora puerto de entrada a Estados Unidos en Nueva York. Khondji, quien trabajó en la cinta ganadora de la Palma de Oro del año pasado «Amour», definió el filme con sus imponentes evocaciones de Ellis Island y una sucia Nueva York con referencias que se remontan a «El Padrino II».
«Han habido tan pocas películas de hecho filmadas en Ellis Island… esta mítica parada de inmigración por donde todo el mundo entraba a Estados Unidos», dijo Gray, quien agregó que el 40% de los estadounidenses tienen antepasados que pasaron por esa isla a principios del siglo XX.
Pero la locación deseada presentó una serie de obstáculos, como reconoció el director tras la función en Cannes. «Una de las cosas que uno se olvida es que… (hoy) es un museo. Está abierto virtualmente los 365 días del año, y no cierra por uno, así que todo eso… se filmó de noche con enormes grúas sosteniendo grandes luces de 10 mil vatios, forzando la luz por la ventana. De haber sabido lo que nos iba a tomar no estoy seguro de que lo haría de nuevo».