Con funerales de Estado presididos por los Príncipes de Asturias, España rindió homenaje hoy, día de luto oficial, a los seis jóvenes soldados, tres de ellos colombianos, que murieron el domingo pasado en un atentado en el sur del Líbano.
Felipe de Borbón, heredero de la Corona española, y su esposa, Letizia Ortiz, presidieron la ceremonia, en ausencia de los Reyes de España, que se encuentran de visita oficial en China.
El acto funerario dio comienzo en el cuartel de la Brigada Paracaidista con asiento en Paracuellos del Jarama, 19 km al noreste de Madrid, a la que pertenecían los fallecidos.
Los seis soldados muertos, cuyas edades oscilaban entre 18 y 21 años de edad, que debían regresar a España en julio, pertenecían al contingente español que integra la Fuerza Interina de la ONU en el Líbano (FINUL).
Los Príncipes de Asturias saludaron a los familiares de los soldados muertos, cuyos semblantes reflejaban dolor e impotencia y eran incapaces de contener las lágrimas. Algunos de ellos sostenían banderas colombianas.
Vestida de negro, en su primera aparición pública desde el nacimiento de su segunda hija, la infanta Sofía, el pasado 29 de abril, la princesa Letizia acompañó a su esposo, ataviado con ropa militar dado que ostenta el grado de Comandante del Cuerpo general de las Armas del Ejército de Tierra.
Sobre los féretros cubiertos con la bandera española, colocados sobre caballetes dispuestos en el patio de armas del cuartel, el Príncipe de Asturias impuso a los soldados muertos la medalla al mérito militar con distintivo amarillo que se otorga a los caídos en servicio.
Los Príncipes presidieron la ceremonia desde una carpa blanca en la que se encontraban las autoridades del gobierno encabezadas por el jefe del ejecutivo, el socialista José Luis Rodríguez Zapatero, y el ministro de Defensa, José Antonio Alonso.
Los restos mortales de los seis soldados del ejército español llegaron la madrugada del martes a la base aérea militar de Torrejón (este de Madrid).
El arzobispo castrense, general Francisco Pérez, tuvo palabras de agradecimiento a los tres soldados colombianos durante la eucaristía oficiada en medio de un silencio imponente.
«A aquellos que vinieron de fuera, inmigrantes, que os habéis identificado con España. Tres de vuestros hijos colombianos, que son nuestros, españoles, han entregado su vida por el mundo necesitado de paz», afirmó el prelado.
Jefferson Vargas Moya, de 21 años, Jeyson Alejandro Castaño Abadía, de 20 años, y Yhon Edisson Posada Valencia, de 20 años, oriundos de Neiva, Pereira y Manizales respectivamente, murieron en el atentado que el gobierno libanés atribuye al grupo Fatah al Islam, vinculado a la red terrorista Al Qaida.
«No solamente hacemos un homenaje sino que les agradecemos todo lo que han hecho», afirmó el arzobipo castrense que aseguró a las familias que «la muerte no es el final del camino».
Jeferson Vargas será repatriado a Colombia. Los otros dos colombianos serán enterrados en España, donde el martes serán inhumados los tres españoles.
En España, que participa en la FINUL con 1.100 soldados, la muerte de los jóvenes militares se convirtió rápidamente en abono para la disputa política.
Antes, inclusive, de los funerales, el líder de la derecha española, Mariano Rajoy, pidió explicaciones a Zapatero sobre la seguridad de las tropas en el sur del Líbano y acusó al Gobierno de «presumir de pacifismo», en alusión a la decisión del dirigente socialista de repatriar a las tropas españolas que el conservador José María Aznar había enviado a Irak.
Mientras la prensa destacaba que el blindado atacado carecía de «inhibidores» de frecuencia para neutralizar bombas activadas a distancia, fuentes del gobierno admitieron que se investigan «dos hipótesis» sobre el blanco del ataque: que fuera dirigido contra el contingente español o contra la FINUL, presente en la zona tras el fin de la guerra que el verano (boreal) pasado enfrentó a Israel y el movimiento libanés chiíta Hezbolá.
El juez español Fernando Grande Marlaska abrió una investigación sobre el atentado que el domingo costó la vida en el sur del Líbano a seis jóvenes soldados del ejército español, tres de ellos colombianos, indicaron fuentes judiciales.
El magistrado de la Audiencia Nacional, principal instancia penal española, ordenó, además, que no se incineren los cuerpos de los militares, cuyas edades oscilaban entre 18 y 21 años de edad, que murieron al estallar un coche bomba al paso de su vehículo blindado en una carretera entre Marjayún y Jiam, en el sureste del Líbano.
Para abrir esta investigación, Grande Marlaska, que actuó de oficio, se basó en el principio de jurisdicción universal de la justicia española, precisaron las mismas fuentes.