Si los guatemaltecos no abrimos los ojos y no nos percatamos de lo que realmente está ocurriendo en nuestra patria, cuando los abramos ya será muy tarde. La problemática que se avecina es mucho más profunda de lo que puede notarse a simple vista. Ésta se bifurca, como la lengua de una serpiente, en dos ramales principales que son: La entrega de invaluables recursos naturales no renovables y los serios conflictos sociales que esto traerá como cauda. Aquí hago referencia a fuego, sangre y dolor colectivo.
Los políticos, desde siempre han sabido que tomar el control de un país como Guatemala es un negocio redondo que produce dinero rápido en cantidades fabulosas, incluso pueden comprarse helicópteros, hasta para regalar. Estando en el poder se cuenta con recursos y herramientas que se utilizan para reprimir a la población que se oponga al saqueo y a sucios negocios personales de los gobernantes. Pero, lo más importante que debería observarse, son los serios conflictos sociales que se derivan de toda esa corrupción y sus nefastas consecuencias para todas las capas sociales y económicas, las cuales aún no se han visto en toda su magnitud.
Una muestra de lo que podría ser el futuro de Guatemala, si seguimos el sendero que llevamos, es el caso universalmente comentado en todos los medios de comunicación y en el que hasta Hollywood tuvo que ver con sus películas. Me refiero al caso de Sierra Leona en África.
Como menciona la periodista Mabel González Bustelo en su artículo “África y las guerras por el control de los recursos naturales”: “Desde Angola y la República Democrática del Congo (RDC) a Camboya, pasando por Afganistán o Colombia, un buen número de países han sufrido y sufren conflictos relacionados con el control de los recursos. A menudo los beneficios derivados de la misma van a parar a las manos de una pequeña élite que controla el poder y que los usa para su provecho personal y no para el bienestar colectivo. Por el contrario, las poblaciones afectadas sufren las consecuencias de esa extracción (deterioro del medio ambiente, imposibilidad de continuar con las actividades tradicionales como caza o pesca, expropiaciones de tierras…), pero no son consultadas ni reciben compensación por ello. “En Sierra Leona, los diamantes fueron el detonante del conflicto y sirvieron para sostenerlo durante años”. Esto puede dar lugar a conflictos, como ha ocurrido en Indonesia o en el delta del Níger”.
En Guatemala es la minería (regalar el oro de los guatemaltecos), la depredación boscosa de maderas nobles, el petróleo y la propiedad de la tierra. Estas son razones fundamentales por lo que no se logra el desarrollo en el país… por lo cual éste ha estado estancado durante siglos.
Guatemala es un país riquísimo en recursos naturales, cuya población, en altos porcentajes, se muere de hambre mientras los políticos en general y los pocos dueños de la mayor parte de la tierra se pudren en dinero. En este gobierno las concesiones mineras se darán “en subasta”, en contubernio con el CACIF, quienes serán socios minoritarios de las mineras, pero que les rendirán millones de dólares anuales únicamente por usar su poder político.
Quien controla a las milicias que a su vez controlan las minas obtiene grandes beneficios por la venta de estos recursos y, esto incluye a sectores políticos ligados a los gobiernos. El petróleo asociado a la corrupción permite que los Gobiernos obtengan ingresos importantes sin necesitar el apoyo de la población ni un sistema eficaz de recaudación de impuestos. A menudo este dinero, y las comisiones y sobornos que pagan las industrias extractivas, también contribuyen a financiar la violencia.
El problema mayor son los conflictos sociales derivados, porque estos acarrean violencia, muerte, revoluciones, genocidio y catástrofes sociales hasta ahora no conocidas en Guatemala. ¿Será Guatemala otra Sierra Leona? Ese camino lleva.