“Yo declaro que la justicia no es otra cosa que la conveniencia del más fuerte” Platón
El juicio seguido contra Ríos Montt, genera diversidad de opiniones, lo que naturalmente crea polarización y divisionismo, trataré de analizar objetivamente el aspecto jurídico del mismo:
Desde que no se ofrecieron las pruebas, en el momento que establece la Ley, se principia a viciar el proceso por medio de los mismos abogados del acusado, en derecho existe el principio de preclusión, que establece que no se pueden retroceder los plazos establecidos en la Ley, si la misma establece el plazo para ofrecer la prueba, quien la presenta un día después sabe que es considerada nula ipso facto.
Pero Ríos Montt es amparado, para que se reciba la misma, pero no se le notifica al juez contralor, asimismo, se ordena a Carol Flores como juez competente para seguir controlando el proceso, pero tampoco se le notifica a ella, dos jueces con la misma atribución, sin notificación.
Con esos antecedentes llega el día del debate, y estrategia o no, Ríos Montt, esa mañana despide a su defensor, por lo que se presenta Francisco García Gudiel, y los abogados Calderón y Galindo, el primero alegó enemistad con dos de los jueces, por lo que inmediatamente los recusó, falta de ética del abogado y una medida dilatoria, sin embargo, el tribunal rechazó la recusación, mientras Calderón y Galindo se negaron a ejercer la defensa de Ríos Montt, pero la jueza ordenó que el debate continuara, acá, el juego fue muy claro, pero evidentemente tosco, ya que los tres abogados faltaron a la ética, y los segundos, además, al juramento profesional. La jueza Jazmín Barrios no debió seguirle el juego a García Gudiel, actuando los dos poco profesionalmente, con la experiencia de la juzgadora, su comportamiento no fue el adecuado, dando margen a diversas violaciones al debido proceso, por lo que iniciaron a surgir las primeras dudas sobre imparcialidad, ¿O juego premeditado? El debate continuó, la CC emitió una resolución, ordenando que se recibieran las pruebas propuestas por la defensa, sin embargo, el juez contralor se inhibe, aduciendo que ya no tiene el expediente, la CC ordena que quien debe conocer y acatar la resolución, es la juez Carol Flores, sin embargo, ella se excede en el cumplimiento de lo decidido por el máximo órgano constitucional, y ordena anular el juicio, error garrafal en una juzgadora con tanta experiencia, que sigue violentando el debido proceso, el tribunal se niega a acatar lo dispuesto por Flores, y envía el expediente a la CC, quien ordena a Flores cumplir exactamente lo establecido en la sentencia, ella lo acata, sin hacer mención de la resolución que anulaba el proceso, por lo que continua vigente, el debate continúa, se reciben todas las pruebas, el 9 de mayo Ríos Montt habla por primera vez en el juicio para negar que haya cometido genocidio, y el 10 de mayo es condenado a 50 años de prisión por genocidio y a 30 años por otros crímenes de lesa humanidad, y va ir a prisión. En el ínterin el Presidente asegura que no hubo genocidio, negó ser Tito Arias y el 12 de mayo el CACIF, pide a la CC anule el juicio.
Todo ha sido un circo toscamente orquestado desde su inicio hasta el momento, por lo que vale la pena replantearse ¿Que es la justicia? ¿Una dama, o una prostituta?, Acá nadie realizó la labor que en derecho tenían harta obligación, ni abogados ni jueces, más aún existió intromisión de poderes, vicios en todo el proceso, terminando con la “Petición” del CACIF, no cabe duda, estamos muy lejos de vivir en un Estado de Derecho, y nuestro subdesarrollo intelectual es evidente.