Violencia: un trauma colectivo


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Violencia es un término que horroriza, aterroriza y acobarda. A través de la historia humana se han realizado muchas formas de mantener el caos mediante la aplicación del terror colectivo. Lo han llevado a cabo gobiernos con ideales plutocráticos y comunistas, particularmente quienes tienen ideas conspirativas, aprovechando una coyuntura política de crisis social, con la finalidad de avivar los prejuicios, la desigualdad étnica, religiosa y cultural, que han inspirado matanzas selectivas que se denominan masacres, para apoderarse de un país y obtener poder y dominio.

Roberto Arias


Como muestra podemos observar el reciente holocausto antisemita llevado a cabo por el partido Nacionalsocialista Obrero Alemán comandado por Adolf Hitler, quien utilizó la violencia y el terror para intimidar y reprimir a las naciones que logró ocupar y para asesinar masivamente a miles de judíos.

La violencia en Guatemala tiene raíces muy profundas, raíces que se ven reflejadas en el comportamiento colectivo: La incapacidad de sentir duelo. Guatemala, como todo el continente americano fue víctima de conquista y, cuando hacemos una recopilación de ideas con respecto a esto, nos damos cuenta que las heridas de los conquistados permanecen abiertas en toda su magnitud y profundidad. La conquista de Guatemala no ha terminado.
   
    La incapacidad de sentirlo, resulta en una imposibilidad de hacer el duelo por lo que se perdió y reconstruir su identidad en un nuevo contexto geopolítico. Es impresionante observar los modos en que la violencia social trabaja sobre el tejido comunal, lo descompone y le sustrae herramientas a la comunidad para que sus miembros vivan con dignidad.
   
    Estos razonamientos son elementos fundamentales por las que Guatemala no logra, ni logrará en mucho tiempo, avanzar en términos de desarrollo, particularmente porque esta condición es esencial para que las élites dominantes que se han apropiado de la República puedan estar tranquilas y darle mantenimiento a su ancestral estrategia de dominación. La represión, la violencia y el terror son herramientas que han utilizado desde siempre, asistidos por aquellos a quienes les dieron el dominio de las armas con la falacia de “proteger la soberanía”.
   
    Como es ampliamente conocido, las experiencias traumáticas generan una dificultad para comprender lo que ocurrió; las razones por las que ocurrió y las consecuencias que lo ocurrido tiene. Esa dificultad para conocer el evento demanda simultáneamente una aproximación que dé cuenta y atestigüe el desconcierto y el sufrimiento de las víctimas. Pero en Guatemala, en el caso de las etnias indígenas, la condición traumática se agiganta por el hecho de existir una enorme barrera lingüística, lo que disminuye la capacidad de describir acertadamente lo ocurrido.
   
    La producción de la violencia como herramienta para horrorizar, aterrorizar y acobardar ha sido utilizada metódicamente en Guatemala con la finalidad de sustentar el statu quo que mantiene a la mayor parte de la población en un estado semiparalizado, que no se atreve ni a comentar en privado cosas que consideran “peligrosas”, como criticar a los funcionarios públicos cuando éstos realizan actos que riñen con la ley o la moral.
   
    Por estas y otras razones, en Guatemala la rueda de caballitos sigue girando sobre el mismo eje, dando vueltas y vueltas y vueltas… generando más y más violencia, corrupción e impunidad.