Miguel Humberto Figueroa Montiel, de 10 años y originario de San Marcos, murió ayer en el Hospital Roosevelt y según sus parientes porque no se le realizó una endoscopia –necesaria en un diagnóstico– por parte del médico que lo trataba, quien solo trabaja mediodía y se llevó la llave donde se guarda el aparato para realizar ese procedimiento.
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Autoridades del nosocomio argumentaron que no se trató de una “negligencia médica”, pues el menor estaba “complicado y en malas condiciones”.
Rony Figueroa, tío del niño, explicó que ayer no lograron realizarle la endoscopia al menor, porque el médico que lo atendía dejó de laborar al mediodía y se llevó la llave donde guardaban el aparato para realizar la diligencia médica.
“No había médico y aparte de esto el aparato que iban a usar para realizarle la endoscopia a mi sobrino estaba bajo llave y el doctor se la llevó”, indicó.
El deudo dijo que su sobrino fue operado del apéndice en San Marcos, pero derivado de que empezó a expulsar sangre, fue trasladado a la capital al Hospital Roosevelt.
“NO FUE NEGLIGENCIA”
Armando González, subdirector médico de dicho nosocomio, junto a Carlos Beteta, jefe de la Unidad de Gastroenterología, explicaron que el deceso del niño no fue una negligencia médica, pues llegó de San Marcos “complicado y en malas condiciones”.
“El niño ya venía complicado, en malas condiciones, el problema es que cuando tienen este tipo de sangrado no se pueden hacer endoscopias así nada más, hay que estabilizarlo primero, porque obviamente un niño se mueve mucho y si está muy inquieto puede causarle más daño que beneficio, para eso hay que sedarlo y el paciente tiene que estar estable y él obviamente no lo estaba. Hay que aclararlo, no fue negligencia médica”, indicó González.