El Día Internacional del Libro fue declarado por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) y se festeja desde el 23 de abril de 1996. En Guatemala, durante esta semana, diferentes organizaciones han planificado y llevado a cabo actividades dirigidas a la celebración de este día, aunándose a las demás iniciativas mundiales.
La fecha puede variar en algunos países, pero fue elegida por la coincidencia del fallecimiento de los escritores Miguel de Cervantes, William Shakespeare y Garcilaso de la Vega. Consiste en una conmemoración de celebración mundial con el objetivo de fomentar la lectura, la industria editorial y la protección de la propiedad intelectual por medio del derecho de autor.
La lectura nos permite encontrar placer, conocimientos, aprender, enseñar, ser autodidactas, conocer, fortalecer la atención y la concentración, la imaginación, el pensamiento crítico y creativo; nos ayuda a la práctica de la empatía, al manejo de nuestras emociones, a nuestra capacidad de asombro, a fortalecer el vocabulario y a la expresión del lenguaje que accede al establecimiento de una mejor comunicación. Y con todo ello se fortalece nuestra autoestima de tal forma que nos sentimos con mayor confianza y seguridad ante la vida.
Algunos libros ayudan al cambio de actitudes y a la educación en valores. Leer ayuda a soñar y ensoñar. A través de la lectura existe la posibilidad de la comprensión de percepciones (olfato, tacto, vista, gusto…) Nos permite desarrollar nuestra capacidad de asombro abriendo nuestro pensamiento a situaciones inimaginables. Nos ayudan a reír, llorar, a sentirnos conmovidos, sensibilizados por las historias que nos develan y con ello la empatía y el manejo de emociones obtienen un logro.
Para Paulo Freire “El auténtico acto de leer es un proceso dialéctico que sintetiza la relación existente entre conocimiento/transformación del mundo y conocimiento/transformación de nosotros mismos. Leer es pronunciar el mundo, es el acto que permite al hombre y a la mujer tomar distancia de su práctica (codificarla) para conocerla críticamente, volviendo a ella para transformarla y transformarse a sí mismos”.
La lectura para que se convierta en un hábito ha de ser inculcada desde la niñez, que los niños y niñas aprendan a desearlo y lo observen desde el placer y no por pura obligatoriedad. La familia y la escuela cumplen un rol esencial en el aprendizaje de la lectura como una práctica de vida, no solo como modelos sino con su actitud estimuladora para ésta.
Para fomentar la lectura se sugiere que se comience con lecturas cortas que provoquen interés en el lector, describir a los demás las aportaciones de ésta para su vida y el disfrute implícito que lleva el acto de leer. Visitar librerías y bibliotecas y ojear libros. Realizar el hábito de la lectura como parte del contacto íntimo con la familia al compartir y discutir acerca de los temas que se han leído. Cuando las y los hijos son pequeños leerles cuentos por las noches antes de dormir.
Mario Vargas Llosa nos dice: “La literatura no es algo que nos haga felices, pero ayuda a defendernos de la infelicidad”.