Un equipo encabezado por un arboricultor de Michigan y sus hijos lleva dos décadas tomando muestras de algunos de árboles más grandes y antiguos del mundo para producir ejemplares clonados a fin de restaurar viejos bosques y combatir el cambio climático.
Ahora llega la parte más ambiciosa del proyecto: plantar los nuevos árboles. La ceremonia de plantación de 24 ejemplares de las secuoyas costeras de California se realizó ayer en siete países: Australia, Nueva Zelanda, Gran Bretaña, Irlanda, Canadá, Alemania y Estados Unidos.
Aunque apenas tienen 48 centímetros (16 pulgadas) de altura, esos árboles producidos en un laboratorio son duplicaciones genéticas de árboles gigantescos que fueron talados en el norte de California hace más de un siglo. Sorprendentemente, los retoños siguen brotando de los tocones, incluyendo uno llamado Tocón Fieldbrook, cerca de McKinleyville, que tiene 11 metros (35 pies) de diámetro y que al parecer tiene unos 4.000 años de antigüedad. El árbol tenía una altura de unos 40 pisos antes de ser talado.
«Es un primer paso para la producción en masa», dijo David Milarch, uno de los fundadores del Archivo Arcángel de Arboles Antiguos, un grupo sin fines de lucro. «Debemos reforestar el planeta; es imperativo, algo que tiene sentido para utilizar los árboles más grandes, los más antiguos, más representativos que hayan vivido».
Milarch y sus hijos Jared y Jake, propietarios de un criadero de plantas en Copemish, en Michigan, quedaron preocupados por el estado de los bosques mundiales en la década de 1990. Comenzaron a recorrer Estados Unidos en busca de árboles «campeones» que han vivido centenares e incluso miles de años, convencidos de que sus genes superiores les permitieron durar más que otros de su especie. La opinión científica varía acerca de qué tan cierta es esa teoría, y los críticos sostienen que los sobrevivientes quizá simplemente tuvieron mejor suerte.
Los directivos de Arcángel dicen que quieren contradecir a los escépticos. Han desarrollado varios métodos para producir copias genéticas de los retoños podados, incluyendo la colocación de puntas diminutas de ramas en papillas infantiles con nutrientes y hormonas. Son cultivados en el laboratorio hasta que crecen lo suficiente para ser plantados.
En los últimos años se han concentrado en las secuoyas gigantes y rojas, considerados los más idóneos para absorber grandes cantidades de dióxido de carbono, principal causante del efecto invernadero y el cambio climático.
«Si obtenemos suficientes árboles de este tipo, lograremos una diferencia», dijo Jared Milarch, el director ejecutivo del grupo.
Arcángel tiene un inventario de varios miles de clones en diversas fases de crecimiento que fueron tomados de más de 70 secuoyas. El ingeniero de la NASA Steve Craft, que con David Milarch organizó la recogida de datos, dijo que las investigaciones indican que esas especies contienen mucho más carbono que otras variedades.