Uno de los factores que ha evitado una crisis mayor en Guatemala ha sido la llamada disciplina fiscal que limita los gastos para no incurrir en déficit inmanejable. En los últimos años, especialmente desde el gobierno de Colom, nuestro país ha incurrido en una carrera de endeudamiento que ya los expertos consideran en límites peligrosos y a ello se tiene que sumar ahora una baja en la recaudación fiscal anunciada ayer por el gobierno, lo que significa, ni más ni menos, que estamos a punto de perder nuestra única ventaja en materia económica que ha sido la estabilidad producto de la disciplina en el manejo del erario.
Según el Ministro de Finanzas, la baja en la recaudación tiene varias razones, pero él destaca la reducción de impuestos como resultado del contrabando, además del agujero provocado por los préstamos que no han sido aprobados por el Congreso de la República porque sigue entretenido y atrapado por la interpelación del Ministro de Cultura, como si gran cosa hiciera ese despacho que ha sido una especie de Carabina de Ambrosio en todos los gobiernos.
Se ha pedido a los ministros que ejerzan control del gasto en los próximos meses para mantener el déficit en niveles “manejables”, pero hay que decir que el simple servicio de la deuda enorme que se ha contraído de manera irresponsable, ya consume demasiado de los recursos provenientes de los impuestos y por lo tanto estamos en una situación realmente difícil. Viendo las cosas en su justa dimensión, tenemos que plantear la voz de alerta porque Guatemala puede colocarse en una situación crítica de insolvencia de continuar con esa tendencia a la baja en la recaudación y de aumento del pago de servicio de la deuda. Esa mezcla ha sido fatal para países como Grecia que han tenido que adoptar medidas de ajuste realmente severas y con altísimo costo social.
Guatemala no tiene mucho margen para asumir costo social porque en realidad no hay una inversión social importante y, de esa cuenta el colchón para hacer reducciones no se puede comparar con el que existe en sociedades europeas.
Aquí hace falta madurez de las autoridades para ponerle fin a la carrera del endeudamiento y como es impensable una reforma fiscal por la tenaz oposición de los dueños del país, no queda más que reducir el gasto. Ello, sin embargo, se topa con la dificultad que los funcionarios se enriquecen a base de comisiones y mordidas, por lo que si reducen el gasto también se reduce su utilidad personal y no olvidemos que, al fin y al cabo, si desempeñan cargos públicos es para salir millonarios. En conclusión, negro pinta el panorama.
Minutero:
En espera del gran fallo
y antes de que les cante el gallo
negarán el genocidio
y hasta que hubo homicidio