Siempre nos hemos quejado en Guatemala de tener gobiernos presidencialistas, es decir que el primer tatascán es quien manda, dispone qué se hace y qué no. Se dice que es el amo y señor de vidas y haciendas. Pero de un tiempo a esta parte se cambió radicalmente el estilo, ahora el Presidente para poder gobernar se pasa todo su período comprando voluntades y ni aun así puede dirigir los destinos del país. Ejemplo de lo anterior está frente a los ojos de la ciudadanía y de las entidades específicamente encomendadas para velar por la correcta utilización de los fondos públicos.
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Los diputados están manejando más de 6 mil cuatrocientos millones de quetzales del llamado “Listado Geográfico de Obras” sin ningún control, auditoría o fiscalización. ¿Habrá sido esa la intención de aquella depuración que tanto se soñó llevar a la práctica?
¡Vaya tremendo fracaso el de nuestra pretendida democracia! Esto no puede seguir así. Ningún país del mundo prospera sin controles ni fiscalización. No tardan las autoridades financieras en volver a hablar del presupuesto 2014 y si para el rubro aprobado para el 2012 (4 mil novecientos millones) se incrementó 29% para el 2013 ¿cuánto más se le pondrá en bandeja de plata a los diputados para que sigan holgando pero sí politiqueando? Todos esos fondos públicos multimillonarios han estado frente a nuestros ojos dilapidándose y ¿qué hemos hecho los ciudadanos para corregir tan tremenda corrupción?
¿Es que vamos a seguir siendo tan ilusos para estar creando “escuelas para gobernar” cuando lo que debiéramos haber hecho hace ya bastante rato es impedir que los funcionarios y empleados públicos dejen de defraudar, engañar, robar, estafar y mentir y a quienes hayan cometido o estén cometiendo ese cúmulo de delitos debiéramos meterlos al bote? Sinceramente no creo que en el correcto orden de prioridades para corregir nuestros problemas, haga falta la preparación y formación para gobernar, cuando todos los días está frente a nosotros la total pérdida de valores y principios. ¡Estos hay que recuperarlos y cuanto antes mejor!
Es indudable que la mejor preparación y capacitación de nuestros empleados públicos es una valiosa herramienta de trabajo para el país, pero debiéramos empezar por el principio. No podemos distraernos ni un solo instante para lograr erradicar a la partida de políticos pícaros que por varios decenios han estado hundiendo al país y lo seguirán haciendo, si les permitimos con nuestra desidia saquear nuestros fondos y si en dado caso se acabaran ¡les importa un pepino! Para eso, dicen, el país tiene capacidad de endeudamiento y vean si por ello no estamos a punto de perder nuestra solvencia. No hay otro camino, si es que en verdad deseamos llegar a vivir algún día en democracia, hay que darle cara-vuelta al Congreso, porque de lo contrario sus elementos apoyados por el mismo Presidente, serán quienes se la den al país.