La falta de respeto a la ley se traduce en anarquía generadora de violencia y los guatemaltecos tenemos una tendencia a pasarnos sobre las normas de pacífica convivencia, situación que se aprecia aun en las cuestiones tan sencillas como el tránsito que se ve generalmente complicado por los abusos que cometen muchos automovilistas. En la ciudad de Guatemala el estacionamiento mejoró ligeramente cuando se empezó a aplicar el castigo del cepo inmovilizador, pero en los fines de semana no existe ningún tipo de control y se manifiesta la insolente tendencia a irrespetar el derecho ajeno.
En cualquier parte del mundo, un automovilista sabe y acepta que si no hay estacionamiento cerca del lugar de su destino deberá caminar un poco para dejar su vehículo en sitio permitido. Hay ciudades en las que se tienen que caminar cuadras, no digamos unos cuantos metros, porque no hay facilidades de parqueo y nadie se queja ni chista, mucho menos algún bárbaro abusivo que deje su auto en doble fila, obstruyendo el tráfico normal e impidiendo al que había estacionado en el lugar adecuado, salir. Pareciera imposible que haya gente capaz de cometer ese tipo de abusos o que tape la entrada y salida de una casa simplemente porque se le dio la gana bajarse de su carro.
Los oficios religiosos atraen a gran cantidad de personas, afortunadamente, pero muchos de los fieles son verdaderos patanes que con la mayor tranquilidad del mundo parquean en doble fila o tapando los accesos a residencias y como generalmente eso ocurre en fines de semana, no hay autoridad que ponga orden y cada día aumenta la actitud prepotente y abusiva de quienes por pura haraganería no caminan ni siquiera veinte metros porque casi que quisieran entrar con todo y carro al templo.
La vieja máxima de Benito Juárez, recordándonos que el respeto al derecho ajeno es la paz, debiera estar en la mente de esas personas que actúan de manera incivilizada, puesto que se han dado ya muchos casos de pleitos provocados por el abuso de quienes no tienen la mínima educación de respetar a quienes llegaron temprano y pudieron estacionar en los lugares adecuados. El colmo es que el cumplido, el que hace las cosas a tiempo, queda atrapado por los haraganes incumplidos que no sólo llegan tarde sino que además afectan a los otros.
La Municipalidad de Guatemala tendría que actuar para sancionar a esos automovilistas abusivos que se estacionan en doble fila aunque sea en fines de semana. Basta que manden un par de agentes a los principales templos para sancionar a esa gentuza. Y para ser concretos, el problema es más marcado en los llamados barrios “elegantes de gente bienâ€, porque allí abunda la prepotencia para pisotear el derecho ajeno.