Barack Obama declaró el jueves que «hay un pedazo de Boston en mí» mientras rendía un homenaje a una ciudad sacudida que calificó como «acto de terror».
BOSTON Agencia AP
«Cada uno de nosotros los apoya», añadió.
El presidente procuraba tranquilizar el jueves a la nación y atender a las víctimas de las dos bombas en el maratón de Boston durante un servicio interreligioso en memoria de los tres muertos y 170 heridos por dos bombas que estallaron el lunes cerca de la línea de llegada de la famosa carrera. Los investigadores tienen la imagen de un sospechoso potencial, aunque gran parte de lo que ocurrió permanecía envuelto en misterio, lo que mantenía en vilo a la población.
La preocupación nacional se agravó con la detección de cartas enviadas a funcionarios de Washington con sustancias sospechosas, dos de ellas dirigidas a Obama y al senador republicano Roger Wicker que revelaron rastros de ricino venenoso en las pruebas iniciales. Las cartas evocaron los ataques con ántrax que sucedieron a los ataques terroristas del 11 de septiembre del 2001.
Obama y la primera dama Michelle llegaron a Boston el jueves por la mañana, donde se había congregado una multitud en la catedral de la Santa Cruz. Los Obama se sentaron al lado del gobernador de Massachusetts Deval Patrick.
El presidente oyó al alcalde de Boston, Thomas Menino, elogiar la respuesta de la ciudad.
«Nada nos derribará porque nos cuidamos mutuamente», afirmó. «Aun con el olor del humo en el aire y la sangre en las calles y las lágrimas en los ojos, nos sobrepusimos a ese acto de odio».
El vocero de la Casa Blanca, Josh Earnest, dijo a los periodistas que viajaron con Obama en el avión presidencial que el presidente planeaba visitar a algunos de los heridos, como también a las primeras personas que reaccionaron para ayudar a las víctimas.
La trabajosa tarea de identificar a un sospechoso de los atentados en el maratón de Boston a través de gran cantidad de imágenes permitió obtener una valiosa pista al detectarse a un hombre que deja caer un bolso y después se retira del lugar donde ocurrió la segunda de las dos explosiones.
La imagen —hallada en la cámara de vigilancia de una tienda departamental cerca de la meta de la carrera— fue dada a conocer por un político de la ciudad dos días después de los ataques que dejaron tres muertos, más de 170 heridos y una sombra sobre una de las tradiciones más alegres de la ciudad. La videograbación no se ha hecho pública.
El presidente Barack Obama acudiría a un servicio en homenaje a las víctimas en Boston, donde la policía estaba estacionada en las esquinas céntricas y algunos residentes admitían estar nerviosos de transitar en espacios públicos.
La gente se congregó horas antes de un servicio el jueves por la mañana en la catedral católica de la ciudad con la esperanza de poder entrar en el recinto con capacidad para unos 2.000 feligreses. A las 9 de la mañana ya estaban impidiendo la llegada de más personas.
Entre los cientos que hacían fila para entrar estaba Eli Philips, un estudiante universitario de 18 años que portaba su chaqueta de voluntario del maratón. Dijo estar todavía impresionado de que «algo que era eufórico terminara tan mal».
La secretaria de Seguridad Nacional, Janet Napolitano, dijo el jueves que el FBI desea conversar con dos hombres vistos en al menos un video del maratón, pero agregó que no los llama sospechosos.
Sin suministrar detalles sobre las imágenes, Napolitano dijo al Comité de Seguridad Nacional de la Cámara de Representantes que «hay algún video que planteó interrogantes» sobre dos hombres.
El gobernador de Massachusetts, Deval Patrick, dijo que comparte la frustración de que los responsables de los ataques no hubiesen sido apresados, pero admitió que la solución del caso «no llegará por arte de magia».
«Va a resultar del trabajo cuidadoso que exige una investigación minuciosa», afirmó. «Eso significa inspeccionar cada pulgada cuadrada del par de cuadras de la escena del incidente y recoger evidencias y seguir las pistas, lo que tomará algo de tiempo».