El próximo superintendente, quien será elegido por el presidente Otto Pérez Molina de una lista de tres candidatos, tendrá el desafío de mejorar los índices de recaudación y la imagen pública de la institución.

Para Edgar Balsells, analista en sociopolítica, en Guatemala existen problemas en las comisiones de postulación para los diferentes cargos públicos y el caso de la SAT no es la excepción, pues se deja entrever la idoneidad y honorabilidad de los candidatos a superintendente.

“Mi percepción general es que la mayoría de aspirantes pertenece a la llamada burocracia media, pues ya han ocupado otros cargos en la administración pública”, opina el analista.

Según Balsells, los criterios que se deben tomar en cuanto a la honorabilidad del candidato se refiere es investigar que no haya tenido problemas desde que es colegiado activo y que no tenga antecedentes de mala práctica o gestión pública como profesional.

“No solo la honorabilidad es importante; también la capacidad, porque es trascendental que conozca sobre el tema fiscal y tributario. Por ejemplo, Rudy Villeda era alguien que integraba la burocracia pero no tenía experiencia en el tema tributario”, finalizó.

Al respecto, Christians Castillo, jefe de área del Instituto de Problemas Nacionales de la Usac, opina que la honorabilidad es un principio fundamental que debe tener la hoja de vida de los candidatos, porque así lo exige la ley de Comisiones de Postulación, aunque es una forma de evaluar “vaga”, pues no hay información precisa para tener un criterio específico.