El discurso transporta y produce poder: Foucault


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Toda pieza de comunicación se genera en un marco sociopolítico, que refleja su matriz. El video-escándalo del exgerente del IGSS, Reyes Mayen, es un discurso que arrastra poder. Su producción y reproducción son ejemplos clarísimos de la tinta invisible que con-firma su origen. El sector interesado en divulgarlo, forma parte de la trama, aunque permanezca oculto.

Ramiro Mac Donald


Ese video produjo un poderoso impacto, porque precipitó el desprestigio del funcionario, pretendiendo que los ciudadanos olvidáramos la maniobra ilegítima de asalto la Presidencia del Seguro Social. Esta comunicación, sin embargo -como espejo- refleja a su emisor. El video de marras, expone a Reyes Mayen como un personaje de baja calidad moral, pero quien lo hizo circular es igualmente vil. Con un golpe logra su cometido, pero incurre en transgresiones graves.

Se sabe que “inteligencia” está siempre al acecho de los enemigos del régimen, por eso inquieta hasta dónde pueden llegar. Cito a Umberto Eco: “el Poder controla a todos y cada uno los ciudadanos” y hay límites privados, pero acá se transgredieron, sin escrúpulos. Parece que en Guatemala no podemos demarcar las conductas de ciertos poderosos personajes y por eso se salen de madre. Foucault agrega: “esos negocian con  las tolerancias más oscuras…” y entonces, salir a relucir el porqué del juicio a Rios Montt.

A nadie en este país le extraña que la ocultación sea una de las principales características de los políticos. Todos mienten y de forma descarada. Si hay excepciones -que las habrá- son nada más para confirmar una regla generalmente aceptada: la mayoría de políticos son unos farsantes. Por eso, son tan despreciables. 
La parte más terrible, es que no podemos simplificar estos hechos tan complejos, porque se pueden tergiversar fácilmente. Que un lunes aparezca en Youtube un video como el señalado, no es sencillamente porque “alguien” decidió inocentemente colgarlo, pretendiendo aparentar la denuncia de una mujer violentada en su dignidad por un abusador sexual, que resultó ser un calenturiento personaje. Este discurso representa nada más la parte visible de un iceberg tan profundo y complicado, que permitirá correr ríos de tinta sobre el material que sorprendió la semana pasada a Guatemala; una sociedad tradicionalista, fácil presa de los escándalos… demasiada acostumbrada a los rumores, y a los silencios cómplices.
Este video-escándalo sexual, es un ruin y mezquino instrumento político de distracción. Es la típica cortina de humo para intentar desviar la atención sobre el tema de fondo: el asalto del IGSS. De paso, pretende que el guatemalteco distraiga su atención sobre las denuncias de corrupción contra la vicepresidenta Roxana Baldetti, actualmente la más poderosa mujer en la política: Documentación y pruebas (esas sí) verdaderamente escandalosas, tras una temeraria investigación del presidente de elPeriódico, Jose Rubén Zamora.
Lo sabemos: inteligencia vigila a quienes califica como sospechosos, pero hay muchísimos grupos sociales y cívicos que alertan sobre quienes están ejerciendo el poder, desde hace ya varios años. Hay una inequidad en cuanto a capacidad y fuerza de ambos sectores. La sociedad civil, lo hace en el marco jurídico y la legalidad democrática En este cuadrilátero mediático, las TICs serán útiles herramientas para quien las sepa manejar, más aún cuando ahora toda la información es digitalizada y fácil de manipular, incluso para montajes especiales, como cuando hay vocación fisgonera y pocos escrúpulos.

Lamentable este Gobierno ha abierto una muy peligrosa puerta: utilizar videos escandalosos, para desprestigiar al oponente. Finalmente, recuerdo que algunos viejos periodistas ya desaparecidos, contaban que en tiempos de la guerra fría se aparecía y desaparecía, muy a conveniencia, un personaje conocido como  “el deschichador” que lograba grandes titulares. Los elementos de esta narrativa, sexualmente enmarcada, eran un villano y su víctima. Me parecen demasiadas coincidencias, treinta o cuarenta años después.