El presidente sirio Bashar Assad advirtió que la caída de su régimen o la ruptura de Siria causará «un efecto dominó» que alimentará durante años la inestabilidad en Medio Oriente, en sus más fuertes declaraciones sobre los potenciales efectos secundarios de la guerra civil de su país en los estados vecinos.
En Moscú, el presidente ruso Vladimir Putin dijo que el conflicto en Siria se ha vuelto «una masacre» que debe detenerse a través de un diálogo de paz, y repitió el firme rechazo del Kremlin a que renuncie Assad.
El régimen sirio soporta una creciente presión por parte de un movimiento rebelde cada vez más efectivo que ha logrado quitar gran parte del norte de Siria al gobierno y que ha tenido importantes avances en el sur, al apoderarse de territorio y bases militares. El avance de los rebeldes parece darles impulso y poner al gobierno a la defensiva en el conflicto, que lleva dos años y en el que más de 70.000 personas han muerto, según Naciones Unidas.
La revuelta siria comenzó de forma pacífica en marzo del 2011 pero pronto degeneró en una guerra civil con crecientes tintes sectarios.
En entrevista con el canal de televisión turco Ulusal Kanal, Assad acusó el viernes a sus vecinos de atizar la revuelta contra su gobierno al decir, «estamos rodeados de países que ayudan a los terroristas y les permiten entrar a Siria». Pero aseguró que esas mismas naciones al final pagarán el precio.
También arremetió contra el primer ministro turco Recep Tayyip Erdogan, quien era un aliado de Assad antes de que comenzara la crisis pero ahora es uno de sus críticos más severos.
Turquía ha sido uno de los que más fuerte respalda a la oposición siria y le da dado refugio y apoyo logístico.
El viernes también se dio a conocer que una andanada de cohetes cayó en un disputado distrito en el extremo nororiental de Damasco, lo que provocó la muerte de cinco personas y dejó a otras atrapadas bajo escombros, al tiempo que la violencia se intensificaba en los suburbios de la capital, dijeron activistas.
El ataque en Barzeh ocurrió luego de días de intensos enfrentamientos entre los insurgentes y los militares en el área.
Los rebeldes han asegurado ciertos sitios en torno a Damasco y los suburbios en el noreste y el sur, desde donde lanzan incesantes oleadas de mortero a la capital. Pese a sus esfuerzos no han podido romper la defensa del régimen en Damasco.
El opositor Centro de Información Barzeh y una página insurgente indicaron que el ejército sirio lanzó 14 cohetes, los cuales sepultaron a varias personas entre los escombros, niños incluidos.
«El impacto de los cohetes fue enorme», dijo un activista de Barzeh. «Varios edificios se derrumbaron y otros se incendiaron», agregó sin querer dar su nombre por temor a las represalias del gobierno.