De un momento a otro la vida de los pilotos, ayudantes y pasajeros del trasporte público puede cambiar drásticamente o en el peor de los casos, puede llegar a su fin, en medio de una ola de violencia generada por los delincuentes y criminales que suben a los buses para asesinar, extorsionar e intimidar, e incluso para abusar sexualmente a mujeres y niñas. Las narraciones ilustran ejemplos de una realidad de inseguridad, pero los vídeos a los que La Hora tuvo acceso reflejan la angustia de los ciudadanos, que todos los días se exponen a viajar en la ruta de la muerte.


Al 8 de marzo, 47 personas han muerto y se registran miles de asaltos; el subsidio que se otorga a los transportistas no se invierte en seguridad y prevención
Las rutas más peligrosas son la 101, 32, 203, 40, 40R, 70, 22, 23, 72. En el transporte extraurbano las rutas al Pacífico, Villa Nueva, Amatitlán y Escuintla.
Detrás de cada crimen también hay una historia que muchas veces involucra a viudas, huérfanos y ausencias humanas, que afectan directamente a la sociedad; los sucesos siguen a la orden del día y cada persona que muere en una unidad de transporte también significa una pérdida y el sufrimiento de decenas de hogares guatemaltecos.
Según la Defensoría de los Usuarios del Transporte de la Procuraduría de los Derechos Humanos (PDH), 47 personas fueron asesinadas hasta el 8 de marzo, por hechos de violencia ocurridos en los buses urbanos y extraurbanos.
Es decir, que 47 hogares hoy padecen la tragedia de no tener a sus seres queridos. Entre las víctimas están pilotos, ayudantes, usuarios, policías privados, empresarios, entre otros.
Esto sin contar los sucesos en los que no hay víctimas mortales, pero sí hay actos de violencia y agresiones que marcan de forma silenciosa para siempre a los usuarios del transporte, en especial a los niños.
Los hechos se repiten todos los días, en unidades urbanas y extraurbanas, hay heridos y fallecidos, pero hasta hoy no existe un plan efectivo que erradique los hechos delincuenciales que afectan al país.
La incidencia delictiva en los buses es un tema histórico y con diversos móviles que van desde las disputas entre empresarios, hasta operatividad de pandillas; esto lo ha declarado el ministro de Gobernación (Mingob), Mauricio López Bonilla.
Lo cierto del caso es que la situación no cambia, los hechos persisten y las víctimas también. En los buses han muerto personas carbonizadas, bebés y ancianos.
El sistema público de transporte urbano y extraurbano le ha costado a los contribuyentes Q2,122.3 millones en subsidio entre 2004 y 2011, según un informe del Ministerio de Finanzas
ALGUNOS EJEMPLOS
Se inicia la rutina. El conductor de un bus con ruta a Villa Canales y Boca del Monte traslada a alrededor de 20 pasajeros, incluidos niños de edades que oscilan entre los 8 meses y 5 años, acompañados de su madre.
La jornada transcurre con normalidad, de no ser por un hombre de aproximadamente 30 años, que viste un sudadero gris, y que no puede ocultar su ansiedad mientras vigila de todo lo que ocurre a su alrededor. Dentro del bus, el sujeto se limita a observar cada detalle y movimiento de pasajeros.
En el momento en que un considerable número de pasajeros desciende del automotor, el hombre se levanta de su lugar y saca del bolsillo trasero de su pantalón un arma de fuego. Con gritos, amenaza a las personas que aún se encuentran en el bus, y con pistola en mano los despoja de sus pertenencias.
Las madres de familia que viajan con sus niños tratan de resguardarlos y evitar que observen tal escenario. Al delincuente no le importa, continúa su propósito y atemoriza a todos con el arma.
A pesar de que tiene el control de la situación, el maleante sabe que es observado, pues antes de actuar analizó por mucho tiempo su entorno y notó que una cámara de vigilancia grababa cada movimiento.
El delincuente golpea desesperadamente la cámara de vigilancia hasta destrozarla. Su propósito está cumplido: asaltó la unidad de transporte y aparentemente no dejó evidencias, pero aunque dejó inservible la cámara, ésta sí registró todo lo sucedido.
AMEDRENTAN A TRABAJADORES
Un nuevo incidente se repite en estas rutas de Villa Canales y Boca del Monte; los operadores del transporte viajan a diario por la ruta como parte de una rutina. Nada parece extraño.
De pronto un asaltante que no sobrepasa los 25 años, con pistola en mano, amenaza al ayudante del bus. Según indican las fuentes que investigan el hecho, aparte de asaltarle, le intimida para que le pague una extorsión que había sido exigida con anterioridad.
Segundos más tarde, otro delincuente, de apariencia mayor, con su propia pistola en mano desciende de la unidad de transporte junto al joven y ambos huyen. Para evitar más problemas, el piloto continúa su marcha, sin poder reaccionar ante los atacantes.
Los asaltantes, extorsionistas y sicarios ejercen su poder por medio de la violencia. Todos los días arremeten contra sus víctimas en el transporte público, valiéndose de la protección de la impunidad y de falta de respuesta de las autoridades a la inseguridad.
Las descripciones anteriores resultaron de los videos de asaltos, extorsiones y violaciones cometidos en el transporte público y documentados por la Defensoría del Usuario del Transporte Público de la PDH y de la Asociación de Usuarios del Transporte Urbano y Extraurbano (AUTUE).
TECNOLOGÍA Y ACUERDOS
En enero pasado, el titular de la Cartera del Interior dijo que iniciarían con un plan piloto en buses con ruta a Villa Nueva y Mixco, con el fin de reducir los índices delictivos.
La Hora se comunicó en reiteradas ocasiones al celular del funcionario para conocer los avances en el tema, pero no respondió las llamadas. En su lugar se intentó obtener la versión del viceministro de Prevención del Delito y la Violencia, Árkel Benítez, quien dijo que era el vicetitular del Mingob quien estaba trabajando ese tema.
Edy Juárez, viceministro de la Cartera, tampoco contestó a su teléfono celular, a pesar de las constantes llamadas realizadas.
Édgar Guerra, representante de la Defensoría de los Usuarios del Transporte Público de la PDH, dijo que las cámaras de seguridad en los buses son parte importante de los mecanismos de investigación y prevención, ya que permiten realizar un monitoreo eficiente para combatir a los delincuentes.
“Se deben utilizar sistemas como en otros países; cámaras en buses, paradas y lugares de alto riesgo. Incluso hay tecnología de cámaras móviles que pueden ser instaladas en puntos estratégicos de manera más eficiente o rápida y con costo no tan alto, para el monitoreo de las acciones de los delincuentes”.
Según Guerra, la utilización de botones de pánico también son otros mecanismos que pueden ser útiles, pero aún no se utilizan en el transporte público, a pesar de que éste recibe un importante subsidio estatal. Es decir, la vigilancia no es en tiempo real.
“Con esto se podrían accionar esos botones para que las autoridades estén en alerta y puedan dar seguimiento y capturar a los delincuentes; también para desestimular la acción delincuencial en los buses, se debe retirar el efectivo a través de diferentes modos como tiques especiales con códigos de barra, de tarjetas con un chip y que le garanticen la certeza del cobro al usuario”, dijo el entrevistado.
Carmen Rosa de León Escribano, del Instituto de Enseñanza para el Desarrollo Sostenible (IEPADES), agregó que es importante que se reestructure el servicio de transporte colectivo, para que se realice un reordenamiento del servicio y con seguridad se garantice una baja en los asaltos.
“Parece que en los últimos tiempos el Transurbano bajó las medidas que se habían adoptado inicialmente para mejorar la seguridad en las paradas y dentro de los buses, pero en principio toda esa propuesta que se trabajó de reordenamiento del negocio, o del servicio del transporte, el producto fue la disminución de homicidios en el transporte”, dijo de León.
La profesional indicó que el sistema actual causa alta incidencia de violencia en los buses, por lo que las autoridades deben continuar con el ordenamiento de este servicio.
La entrevistada agregó que como medidas emergentes debería existir un acuerdo colectivo entre dueños de transportes, usuarios y las instancias de seguridad, para generar un plan de emergencia frente a la situación de inseguridad.
“Debe ser participativo de todos aquellos que están vinculados al tema, incluyendo a las policías municipales”, reiteró.
EN MANOS DE DELINCUENTES
Marco Antonio Garavito, director de la Liga de Higiene Mental, explicó que los efectos de un asalto o una situación de violencia origina tensión en los afectados por estos hechos, haciéndolos crear incertidumbre y miedo de pensar que su vida está en “manos de gente ajena”.
“Estas cosas –los asaltos, la inseguridad– son muy de golpe, a pesar de que uno sale pensando que todos los días van a asaltar es diferente cuando esto ocurre, esto daña mucho la sicología del ser humano, porque uno está dependiendo del otro, incluso en la propia vida”, refiere.
La situación, según el entrevistado, fortalece el contexto de que no hay un Estado que proteja. Este hecho también afecta la salud mental de los ciudadanos, explica.
“Uno no tiene confianza, no tiene fe, no tiene nada en el sistema en el que vive, hay un sentimiento de identidad colectiva que no se construye, si uno no pertenece a ese ambiente, si no se le protege a uno, tiene una repercusión en la vida de la gente”, indicó.
Garavito fue consultado sobre la forma como los guatemaltecos se acostumbran y logran alcanzar un nivel de insensibilidad ante los hechos. El profesional dijo que es parte de un aprendizaje, que puede erradicarse con el tiempo.
“Nosotros tenemos en el programa de Mi Territorio sin Violencia un refrán que reza “nadie nace violento”, aprendamos a vivir en paz, si la violencia es cultural que se aprende, así se puede desaprender, todo depende de las políticas públicas, de la actitud en la familia. Es aprendizaje, hace 20 años no éramos tan violentos como ahora, no hay que pensar falsamente que no hay vuelta de hoja, depende mucho de la educación, de la inversión con las nuevas generaciones y muchas otras cosas”, concluyó.
TOME SUS PRECAUCIONES
– No muestre teléfonos móviles, billeteras o joyas en el bus.
– Si tiene un celular inteligente, desconecte el bluetooth y GPS de su celular.
– En la medida de lo posible busque alternativas para evitar las unidades de transporte que reportan mayor incidencia delictiva (101, 32, 203, 40, 40R, 70, 22, 23, 72. En el transporte extraurbano las rutas al Pacífico, Villa Nueva, Amatitlán, Escuintla).
– No se oponga a un atraco, puede costarle la vida.
– En la medida de lo posible, evite que niños de su entorno utilicen el servicio de transporte.
– Si es testigo de un hecho delictivo marque el 110, o solicite ayuda inmediata a policías y miembros del Ejército que han sido desplegados en las principales calles y avenidas.
Édgar Guerra
Defensoría de los Usuarios del Transporte Público – PDH