Hablar de la historia de la Virgen del Cerro como es conocida esta representación de la Madre de Cristo en su iconografía del momento de dolor por la pasión de nuestro Señor, es sinónimo de la historia de Jesús de Candelaria, la cual ha estado ligada de indirecta por los momentos históricos compartidos entre ambas imágenes.
Por Mario Alfredo Alvarado Vela
Usac- Escuela de Historia
La Virgen del Cerro fue venerada en una pequeña ermita, de las cuales había tres en Santiago de Guatemala dedicadas a los dolores de la Santísima Virgen María; la Ermita de los Dolores del cerro estaba construida en el Cerro de la Cruz dentro del Barrio de la Candelaria.
Por lo que su administración religiosa fue confiada en gran parte del siglo XVIII a los padres dominicos, quienes a la vez administraban la Candelaria y eran encargados de la evangelización de dicho lugar por la cercanía con el convento de Santo Domingo.
Estas dos capillas, tanto la Candelaria como la de los Dolores del cerro, no eran parroquias, situación que llegara a cambiar hasta 1750 cuando se funda la parroquia de Nuestra Señora de Candelaria, siendo la última parroquia en fundarse en Santiago de Guatemala y con ello pasando a manos de los sacerdotes diocesanos, quienes actualmente la administran en la Nueva Guatemala de la Asunción.
La Virgen del Cerro es una talla del siglo XVIII, de pequeñas dimensiones, que en su rostro doliente expresa la cosmovisión artística de la pasión de Cristo en el rostro de la Madre de Dios, según las corrientes barrocas que impactaron el arte guatemalteco teniendo gran influencia del virreinato de la Nueva España.
Las ruinas del antiguo templo de Nuestra Señora del Cerro son de mediados del siglo XVIII y actualmente las podemos contemplar a pocos pasos de las ruinas de la Candelaria en la Ciudad Colonial.
El templo de la Dolorosa tenía varias cofradías en su interior, siendo la de Dolores la más importante por ser la patrona bajo la que se funda dicha ermita con los terremotos de 1773 y el traslado de la ciudad, y siguiendo la ordenanza real se fusiona la ermita con la parroquia de Candelaria, situación que para 1784 hace que las dos imágenes lleguen a esta ciudad en un histórico peregrinar.
En el siglo pasado se gestó una hipótesis que tendía a proponer que Jesús de Candelaria fue realizado para el año de 1725 en la Ermita del Cerro para el rezo del Vía Crucis y que el autor de la misma es Juan de Chávez, por lo que siempre estuvo en la misma iglesia junto con la Virgen del Cerro.
La anterior teoría se descarta totalmente por tener suficientes argumentos de carácter documental como de análisis histórico que ayudan a despejar la incógnita.
El breve Pontificio de 1677 de su Santidad Inocencio XI que es la respuesta por motivo de problemas entre las cofradías de Jesús Nazareno de Candelaria y la Merced menciona la procesión y la temporalidad de la misma desde tiempo inmemorial.
Con ello se habla ya de una temporalidad que siguiendo la lógica del texto es de 100 años o más, por lo que la imagen estaba para la fecha del documento en la iglesia de Candelaria, por consiguiente es un primer aporte documental para obviar la anterior teoría, por la firmeza del texto y la descripción del mismo.
Otro dato lo proporciona el insigne sacerdote Fray Francisco Ximénez, quien es conocido por ser el traductor del Popol Vuh, quien durante varios años fue el sacerdote doctrinero de la Candelaria, quien para 1719 y a pedido del obispo Fray Juan Bautista de Álvarez y Toledo realiza un inventario en el que aparece la imagen de Jesús de Candelaria ya en su capilla.
El año es interesante así como la descripción de la capilla de Jesús, que demuestra la devoción que le profesaba el barrio y su cofradía para el año en mención, así como los rasgos de la escultura de tipo manierista y no barroco hacen contrapeso a la anterior teoría.
El cronista Domingo Juarros cita que para el año de 1733 se realiza una procesión de rogativa con la imagen de Jesús de Candelaria por motivo de una peste de viruela.
Ahora bien, este aporte genera dos apreciaciones: a mi parecer, el primero, la imagen de Jesús de Candelaria tendría como mínimo unos 100 o más años de estar en veneración para que se realizase una función tan importante como la descrita por el cronista, por lo cual podríamos ubicar la talla en el siglo XVI o XVII, pues no era viable una rogativa con una imagen de talla reciente; lo segundo, la veneración y culto de Jesús de Candelaria, el cual traspasaba para la época el entorno del Barrio de la Candelaria, situándose ya en un culto grande y conocido en toda la ciudad, esto gracias a la labor evangelizadora llevada a cabo por los padres dominicos y por los miembros de la Cofradía, lo cual refuerza la antigüedad no solo de la Cofradía sino de la imagen misma.
El último dato que termina por convencernos de que la imagen de Jesús de Candelaria jamás estuvo en la iglesia del cerro es el inventario que realiza en 1780 el padre Joseph María de Eloso, quien cita las imágenes que había en la Candelaria y el cerro y la imagen del Nazareno aparece en la iglesia de Candelaria, y es hasta ahí, en ese año, cuando se junta la Virgen del Cerro para emprender el viaje a esta nueva Ciudad y desde finales del siglo XVIII estar juntos como actualmente los veneramos, uno a cada lado del altar mayor.
Con estos datos lo que quiero es dejar plasmado que la Virgen del Cerro y Jesús de Candelaria son dos imágenes preciosas de la Colonia que se veneran de manera simultánea en una misma parroquia; pero que cada una posee su historia particular, que por los acontecimientos dados en el contexto histórico se veneran juntos, pero tienen cada uno una realidad histórica distinta.
Y para este año, Jesús de Candelaria celebra sus 450 años de aparición entre los guatemaltecos, fruto de la inspiración divina que tuvo el gran Juan de Aguirre, y los días pasarán camino a Jueves Santo 1563-2013.