La agencia de evaluación crediticia Fitch Ratings redujo ayer su calificación a Italia, de A- a BBB+, y advirtió de otra disminución debido a la incertidumbre creada por las elecciones nacionales de febrero, que terminaron sin un ganador absoluto.
En respuesta, el gobierno manifestó confianza en resolver la situación política y proseguir con las reformas. La ausencia de un claro vencedor en los comicios, explicó Fitch, hace «improbable que pueda formarse un nuevo gobierno estable en las próximas semanas» y por lo tanto abre perspectivas adversas para nuevas reformas.
La agencia calificadora indicó que la recesión en Italia era una de las más graves en Europa y podría derivar en una contracción de 1,8% en 2013. Agregó que la proporción de la deuda nacional respecto a su economía podría subir a su máxima cifra de 130% este año. El pronóstico anterior era de 125%.
Las negociaciones sobre la formación de un nuevo gobierno comenzarían antes del 20 de marzo. El Ministerio de Finanzas de Italia dijo en un comunicado que hay elementos positivos en la economía, como un déficit público de 3% del PIB el año pasado, y señaló que la incertidumbre política «es parte de un proceso democrático normal».
También expresó confianza en encontrar soluciones políticas y «por lo tanto continuar el presente proceso de reformas», además de que, refirió, mientras tanto sigue al frente el gobierno interino del primer ministro Mario Monti.