Con las manos atadas para evitar contaminación polí­tica visual


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A dos meses que se lleve a cabo la elección de candidatos a cargos públicos, ni comunas ni TSE han accionado por quitar propaganda de espacios públicos, pese a existir reglamentaciones.

Postes tapizados hasta por ocho agrupaciones polí­ticas, piedras, árboles y carreteras con pintas de propaganda polí­tica, es lo que se observa en el territorio guatemalteco, ante el proceso de elecciones generales, las cuales se llevarán a cabo el próximo 11 de septiembre.


Algunas municipalidades emitieron acuerdos para reglamentar el uso del espacio público para evitar la saturación de propaganda polí­tica, y a dos meses que se lleven a cabo las elecciones, las mismas continúan.  Rafael Paiz, vocero de la Municipalidad capitalina, ellos no pueden comenzar a quitar la propaganda hasta que el Tribunal Supremo Electoral no les autorice.
 
Para el director de la Liga de Higiene Mental, Marco Antonio Garavito, durante el proceso electoral, la propaganda tiene un impacto negativo en la salud mental de los ciudadanos y principalmente en lo visual.  La saturación de propaganda crea tensión en el ciudadano, además es contraproducente para los candidatos, pues el guatemalteco opta por hacer caso omiso a los anuncios.
 
Elmer López, Jefe de Desarrollo Rural del Instituto de Análisis e Investigación de los Problemas Nacionales -Ipnusac-, otro efecto negativo que tiene la propaganda electoral y cualquier otra publicidad, son los accidentes que provocan en carreteras, ya que las pintas en rocas y árboles, así­ como los anuncios desví­an la atención del automovilista.
 
Otro efecto negativo que tiene es el impacto que causa en el medio ambiente, pues el uso de quí­micos que se utilizan para las pintas con el tiempo degradan los bosques y al momento de irse despintando van a caer hacia las fuentes hí­dricas; además de tener un costo millonario para el Estado la remoción de la pintura.