El primer ministro iraquí advirtió el miércoles que una victoria de los rebeldes en Siria desataría guerras sectarias en Irak y Líbano y crearía un nuevo refugio para al-Qaida que desestabilizaría la región.
Los comentarios del premier Nuri al-Maliki en una entrevista con The Associated Press representan una de sus más graves advertencias hasta el momento sobre la situación que el derrocamiento del presidente sirio Bashar Assad pudiera crear en el Oriente Medio.
Se produce en momentos en que su gobierno confronta tensiones crecientes entre la mayoría chiíta y una minoría suní cada vez más descontenta, casi una década después de la invasión estadounidense de Irak.
La guerra civil en Siria tiene tonos sectarios, con rebeldes predominantemente suníes enfrentados con un régimen dominado por los alauitas, una subsecta de los chiítas.
Los principales aliados internacionales de Assad son Irán, un país abrumadoramente chiíta, y la milicia chiíta libanesa Jezbolá.