Cualquier crimen contra un operador de justicia de cualquier nivel es un golpe al sistema legal del país y nos retrocede a pasos agigantados en la siempre cuesta arriba lucha contra la impunidad. Obviamente el asesinato de una mujer abogada con relevante actividad en los tribunales por su dedicación al Derecho Penal, como es el caso de la licenciada Lea de León Marroquín, crea conmoción en la opinión pública porque es un desafío directo a la capacidad de investigación del Estado tomando en cuenta que se tiene que dar por sentado que la presión de opinión pública hará que se tenga que poner el mayor empeño en tratar de resolver este caso y se tendrá que ver si los avances en materia de investigación son suficientes para aclarar este crimen de alto impacto.
Más allá de juzgar el trabajo profesional de la víctima, lo cual es fundamental, desde luego para explorar todas las líneas de investigación en forma profesional y científica, es indispensable en estos momentos entender que la lucha contra la impunidad no ha sido nunca algo sencillo sino que se trata de uno de los mayores desafíos de nuestra sociedad porque es el pilar mismo de la existencia de un régimen perverso en el que el mal siempre paga y termina imponiéndose al bien por la falta de instrumentos idóneos para forzar al cumplimiento de las leyes que tienen la finalidad de asegurar la pacífica convivencia.
El asesinato de la licenciada Lea de León es un desafío frontal y absoluto a todo el Sistema de Justicia y de manera muy concreta a la capacidad de investigación que se pueda tener para enfrentar el tema de la violencia y la inseguridad. Miles de vidas se pierden anualmente en una vorágine de sangre que parece incontenible y que parece burlarse por igual de la inteligencia y de la mano dura, pero cuando se ataca a alguien tan directamente vinculado con los esfuerzos por una eficiente administración de justicia en el país, como es el caso de muchos de los abogados litigantes, por supuesto que se tiene que medir en su justa dimensión ese golpe porque además de cortar una vida valiosa, además de replicar en otro hogar el drama que han sufrido tantas familias en nuestro país por la pérdida violenta de un ser querido, hay en esto un gesto de desplante, de desafío y de suficiencia que pretende burlarse del derecho y ratificar el estado de impunidad.
No creemos que haya vidas más valiosas que otras y afirmamos que todos los que pierden a un familiar por la violencia sufren lo que no está escrito. Pero no cabe duda que hay golpes que pretenden llevar un macabro mensaje y este parece ser uno de ellos.
Minutero
Un brutal asesinato
nos conmueve la conciencia;
ya llevamos mucho rato
soportando la violencia