Matt Damon espera que «Promised Land», su drama sobre la controvertida técnica de fracturación hidráulica para extraer gas y petróleo, se gane a la crítica internacional a pesar de que su recepción en Estados Unidos lo decepcionara.
La cinta dirigida por Gus Van Sant, escrita por Damon y John Krasinski, quien también es uno de sus protagonistas, se estrenó internacionalmente el viernes en el Festival de Cine de Berlín. Es una de las 19 cintas que compiten por el Oso de Oro.
En Estados Unidos, donde se estrenó el mes pasado, «no tuvo la recepción que habría esperado, pero a veces pasa eso», dijo Damon a los reporteros. «A veces la gente descubre las películas después».
Damon actúa en ella como un vendedor que trata de convencer a los habitantes de un pequeño pueblo de vender a una gran empresa de energéticos el derecho a extraer gas del subsuelo de su granja.
La fracturación hidráulica, conocida en inglés como fracking, libera el gas con la inyección a presión de agua tratada con químicos y arena en el subsuelo. Sus simpatizantes dicen que puede ser una fuente de recursos para las zonas rurales, pero sus críticos dicen que puede contaminar los mantos acuíferos subterráneos.
La película se filmó en el oeste de Pennsylvania. Según Damon, el equipo de producción escuchó opiniones muy fuertes a favor y en contra de la técnica.
«No queríamos que la película fuera un juicio sobre lo que tenemos que hacer», insistió Damon.
«Lo que queríamos hacer era una película sobre la identidad estadounidense», indicó el actor. «El asunto en sí era secundario, queríamos explorar en dónde nos encontramos y cómo estamos tomando decisiones importantes».