La agonía por los desaparecidos: buscando vivos entre los muertos


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Detrás de cada desaparición hay una historia de búsqueda, muchas veces desesperada y sin descanso, que genera un sentimiento de “agonía” para las familias y amistades de quienes no encuentran a sus seres queridos; esta situación obliga a hacer un recorrido por hospitales, morgues y otros lugares, que generan sufrimiento y dolor a las personas.

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MARIELA CASTAÑÓN
mcastanon@lahora.com.gt

José Gallardo encara todos los días a la muerte como parte de su trabajo. Es algo cotidiano y normal en su vida laboral, que tiene que ver con el destino de todas las personas, con el final de su existencia como un proceso natural. Se puede decir que la muerte es parte de la rutina de un ejecutivo de Ventas en una funeraria, así como lidiar con los familiares y amigos de una persona que ha dejado de existir.
 
Sin embargo, lo que no resulta fácil de asimilar es el dolor y la agonía de quienes deben buscar a los vivos entre los muertos. Gallardo dice que es muy común encontrarse con personas angustiadas y emocionalmente afectadas que recurren a la morgue, las funerarias y los hospitales para buscar indicios de sus familiares desaparecidos.
 
“Unas 35 familias vienen semanalmente a la morgue y yo veo al menos a tres diarias; quieren identificar si entre los muertos está su familiar; posiblemente la mitad son encontradas ya muertas”, dice el entrevistado, que trabaja en una funeraria cercana a la zona 3, donde se encuentra la morgue del Instituto Nacional de Ciencias Forenses (Inacif).

Según Gallardo, ante la consternación de no localizar a los desaparecidos, las familias realizan acciones desesperadas y algunas colocan fotografías de sus seres queridos en los alrededores de la morgue, pues no saben en qué otros lugares deben buscar. La información proporcionada es verídica; basta con esperar algunas horas afuera del Inacif, para identificar la angustia de personas que pretenden encontrar a sus parientes en esos lugares.

Roberto Garza, portavoz de Inacif, explica que este año han recibido tres notificaciones por escrito preguntando por personas desaparecidas que podrían considerarse muertas, pero de forma verbal lo hacen diariamente varias personas.

“Este año tenemos tres notificaciones por escrito a sede central, pero nos llegan más que todo solicitudes verbales; la recomendación nuestra, le pongo el ejemplo, si no encontramos un registro con el nombre que nos proporciona, le pedimos que se presente a la unidad de Patología de Inacif a verificar fotografías de cadáveres de personas registradas como XX y el género, que consulte en las sedes periciales de Inacif y que realice la consulta”, explica.

Garza dice que los solicitantes de esta información usualmente buscan en la sede central o regional para identificar a sus familiares. Reitera que lo que hace Inacif es mostrar las fotografías de los cadáveres que se encuentran como XX.

LA BÚSQUEDA
Desde hace algunas semanas, este vespertino, con información documentada por la Policía Nacional Civil (PNC) ha constatado que padres de familia, amigos o conocidos solicitan constantemente apoyo del Inacif para comprobar las sospechas sobre si su desaparecido está entre los muertos; los rostros de angustia y el peregrinaje es lo que caracteriza a estas personas.

El pasado 17 de enero se reportaron al menos tres casos de esta índole. María Isabel Aquino Escobar, madre de Jennifer Sucely Asencio Aquino, de 14 años, pidió reconocer a todas las menores fallecidas en la morgue, ya que su hija desapareció el 4 de enero en la zona 18, razón por la que se emitió una alerta Alba-Keneth. Sin embargo, los cuerpos no correspondían a su pariente.

Esbin Gómez Salazar, supuesto amigo de Gudy Castellanos, dijo ser de Chiquimula; quería verificar las fotografías de todas las niñas muertas, pues supuestamente las hijas de Castellanos estaban desaparecidas. Cuando salió de la morgue dijo que ningún cuerpo correspondía a las personas que buscaba.

De acuerdo con Norma Cruz, directora de la Fundación Sobrevivientes, anualmente no logran ser localizadas unas mil personas adultas y menores de edad y esto se debe a que están muertas, o peor aún, no logran ser identificadas porque están en estado de descomposición o algún miembro de su cuerpo fue mutilado.

“A esta gente le toca que vivir cosas muy terribles, porque a veces los cuerpos de sus seres queridos son encontrados en estado de descomposición avanzada y es difícil el proceso de identificación inmediata, lo que implica que tengan que reconocerlos por la ropa si fue encontrado con vestimenta y otras veces son osamentas o pedazos lo que encuentran. Es bien complicado para ellos”, explica Cruz.

La activista dice que en 2007 conocieron el caso de un adolescente de 13 años que fue decapitado y sus padres se rehusaban a pensar que él estaba muerto, a pesar de haber visto varias veces las fotografías de los cadáveres en Inacif.

“En 2007, más o menos, tuvimos el caso de unos padres de familia que anduvieron buscando a un niño; tuvieron el cuerpo de su hijo enfrente, en la morgue, y no lo pudieron identificar. Al niño lo habían decapitado, pero su torso, su cuerpo, no lo pudieron identificar. El cuerpo fue enterrado como XX y después conforme las investigaciones avanzaron, se revisaron las fotografías y resulta que era su hijo, pero cuando lo vieron en la morgue, ellos iban con una resistencia a aceptar que su hijo podía estar muerto, porque lo tuvieron enfrente y no lo pudieron identificar”, indica Cruz.

EN LOS BASUREROS
Fidelina Velásquez, la progenitora de Melany Sucely Velásquez Barrios, de 18 años, buscó por todos los espacios posibles el cuerpo de su hija, quien fue decapitada en mayo de 2011. La cabeza de la jovencita fue abandonada frente a una zapatería de la colonia Lo de Bran, en la zona 6 de Mixco.

La madre de la adolescente recibió una serie de llamadas “extrañas”, donde le alertaban que el cuerpo de su hija se encontraba en basureros, terrenos baldíos, parqueos de buses. Sin embargo, la información no era verídica.

Fidelina recordó recientemente que la información que le trasladaban era una “burla” a su dolor, pues en la madrugada o a altas horas de la noche ella buscaba junto a sus familiares o miembros de su congregación religiosa el cadáver de su hija, que nunca apareció.

“Sólo quería darle cristiana sepultura y hasta eso me robaron quienes la asesinaron. Ella sabe que la busqué por todos lados, pero no la encontré”, dice la entrevistada, aún entre sollozos.

Según investigadores de la División Especializada en Investigación Criminal (Deic), por este caso hubo al menos tres capturas y se cree que el crimen fue planificado desde la cárcel.

DESAPARICIONES
La Directora de la Fundación Sobrevivientes, explica que el tema de las desapariciones por diferentes móviles afecta a niños y adultos. En el caso de la localización de menores de edad existe la alerta Alba-Keneth, sin embargo, considera que también debe existir un mecanismo similar con los adultos, pues es una problemática muy preocupante.

La entrevistada propone la creación de un banco de ADN, una unidad especializada en la búsqueda de desaparecidos, incluso atención psicológica y de apoyo para quienes buscan a sus seres queridos en la morgue.

“Lo que se necesita es un banco de ADN y una unidad especializada para buscar a los desaparecidos, actualmente tenemos la alerta Alba-Keneth, pero solo contempla la búsqueda de menores de edad, pero es muy preocupante la situación de las personas adultas que no son localizadas; sus familiares los están buscando por todo el país, se van de morgue en morgue, de hospital en hospital y eso es muy doloroso”, refirió.

ENTREVISTA
“Los móviles también provienen
 del crimen organizado”

Franklin Azurdia, jefe de la Unidad Operativa del Sistema de Alerta Alba-Keneth, explicó a “La Hora” que en enero pasado se emitieron 412 alertas, de las cuales aún continúan activas 187. En el caso del rango de edad de los menores de edad desaparecidos, oscilan entre 13 a 18 años. La instancia ha logrado identificar que un porcentaje de estas desapariciones están vinculadas con amenazas del crimen organizado y las pandillas.

POR MARIELA CASTAÑÓN
mcastanon@lahora.com.gt

La Hora: De acuerdo con la información que registran diariamente ¿cuántos niños, niñas y adolescentes desaparecen y en qué lugares se reporta el mayor índice de desapariciones?
Franklin Azurdia: Nosotros trabajamos a nivel nacional. En primera instancia, tenemos un promedio de activaciones diarias de 18, que son las denuncias por desaparición. En enero hicimos 412 activaciones de alerta de búsqueda y de esas hemos desactivado 225. Diríamos que tenemos en el mes de enero activas 187. Nosotros le llamamos activas aunque de esas 187, tenemos casi el 60 por ciento localizados, pero no desactivados; lo que sucede es que nosotros podemos activar rápidamente si nos llaman por teléfono, nos envían un correo o vienen, nosotros emitimos una alerta de búsqueda, pero para desactivar no lo podemos hacer tan a la ligera, porque necesitamos ver al adolescente o al niño y saber en qué condiciones está. Tenemos el problema que mucha gente nos activan alerta de búsqueda, pero cuando los niños aparecen o regresan ya no colaboran con traerlo.
A nivel nacional, el departamento que más activaciones representa en el tema de Alba-Keneth, es Guatemala, en los municipios de Mixco, Villa Nueva, la ciudad Capital y San Miguel Petapa. De todas las activaciones Alba-Keneth, el 80 por ciento corresponde al departamento de Guatemala y especialmente a esos municipios. Los otros departamentos que también manifiestan alta cantidad en relación a otros de alerta son Petén, Quetzaltenango, Jutiapa y Escuintla.

LH: ¿Cuáles son los principales móviles de esas desapariciones?
FA: Los móviles que más se nos presentan son trata y explotación sexual, aunque también provienen de crimen organizado y maras de distinta forma. Tenemos casos de violencia intrafamiliar, otro buen porcentaje de violencia sexual intrafamiliar, tenemos casos de conflictos de familia, un porcentaje vinculado a rebeldía o malos patrones de crianza y de falsas alarmas.

LH: De los móviles relacionados con el crimen organizado y las pandillas ¿Qué hallazgos han encontrado?
FA: Ciertas zonas como la 18, 7, 3, son áreas que se caracterizan porque los adolescentes se involucran voluntariamente o involuntariamente a grupos como maras. Hemos tenidos casos de adolescentes que se fugan de sus casas, hombres y mujeres, por integrarse a esos grupos. Por otro lado, tenemos muchos adolescentes y niños que se evaden de su casa o que tienen que salir de su área porque son amenazados y coaccionados para integrarse a este tipo de grupos. Son las dos variantes.

LH: ¿Qué sucede con los niños que no aparecen?
FA: En cuanto a los que no aparecen, nosotros lo que hacemos es continuar la búsqueda. En el caso nuestro, es la unidad que se llama Alba-Keneth, de la División Especializada en Investigación Criminal (Deic); en el Ministerio Público (MP) hay también una unidad Alba-Keneth. Cuando activamos una alerta hacemos como unidad operativa todas las acciones de búsqueda y de activación inmediata y damos seguimiento al caso, remitimos el expediente al MP y esta instancia cita a los investigadores de Deic para que salgan a la calle a hacer las acciones de búsqueda.
En el caso de fallecidos, los porcentajes que manejamos no son muy altos porque para eso se requiere la identificación; de todas las activaciones que tenemos, un promedio de 3 o 4 reportados como fallecidos.

LH: ¿Cuáles fueron los casos recientes de menores que aparecieron fallecidos?
FA: En el mes de enero no tuvimos reporte de fallecidos. En diciembre sí tuvimos dos casos, precisamente en Suchitepéquez; uno de un niño de 8 años que apareció en un bosque con señales de violencia sexual y estrangulamiento. Lamentablemente, denunciaron tarde. Cuando se nos presentó la denuncia el niño llevaba desaparecido ocho horas, iniciamos la búsqueda con la PNC de Suchitepéquez, lo encontraron al día siguiente con el Ministerio Público (MP) en un terreno boscoso.
El otro caso es de un joven de 16 años que desapareció, que también se denunció 6 horas después. Apreció muerto en un área de árboles. Según nos indicó la Policía, el niño se cayó de un árbol cercano; aparentemente, por las señales que presentaba, parecía un accidente.

RECOMENDACIONES
ACCIÓN PRONTA
La PNC recomienda a la población que sufre por la desaparición de un familiar, interponer la denuncia en la Unidad de Personas Desaparecidas, que se ubica en la 15 avenida 10-50, zona 1, para su localización.

Las autoridades sugieren presentar una fotografía de esta persona, la dirección del lugar donde fue vista la última vez e información útil de su entorno.

El Sistema de Alerta Alba-Keneth recomienda acciones similares. Esta instancia se ubica en la 4ª. calle 5-51, zona 1. Los teléfonos son 2501-0300; 5645-8912; 5646-8918.

Las redes sociales también son un instrumento útil para socializar la información.

“A esta gente le toca que vivir cosas muy terribles, porque a veces los cuerpos de sus seres queridos son encontrados en estado de descomposición avanzada y es difícil el proceso de identificación inmediata…”.
Norma Cruz
Fundación  Sobrevivientes