El Presidente de Estados Unidos y ocho Senadores, demócratas y republicanos, han propuesto una reforma migratoria que abre esperanza para mucha gente que ha buscado su vida en ese país en vista de la falta de oportunidades en su propia patria. El camino, sin embargo, será largo porque todavía es mucha la xenofobia existente en el partido republicano y muy cerradas posiciones harán que sea afanoso el esfuerzo por concretar un acuerdo que permita asegurar las fronteras, regular el mercado de trabajo con permisos temporales y hacer efectiva la prohibición para contratar indocumentados, y establecer la vía para la legalización de los once millones de inmigrantes ilegales que hay actualmente.
En algún momento la Cancillería guatemalteca afirmó que ante ese anuncio, era necesario cambiar la estrategia y concentrar todo el esfuerzo en el cabildeo para lograr la reforma migratoria, dejando a un lado el tema del TPS o estatuto de protección temporal que había solicitado el gobierno de Pérez Molina tras el terremoto del año pasado. Los migrantes guatemaltecos que trabajan organizadamente criticaron esa decisión y, afortunadamente, el gobierno decidió enmendar y se ha anunciado que el TPS sigue siendo un objetivo para el corto plazo.
La verdad es que el TPS sirve de garantía para impedir la deportación de nuestros compatriotas que están trabajando en Estados Unidos y no pueden presentar sus papeles cuando son detenidos por la policía local. Los otros centroamericanos gozan del privilegio de un estatuto de protección temporal que tiene su origen hace muchos años, cuando fue solicitado por sus gobiernos tras el violento huracán Mitch. Guatemala decidió no solicitar el mismo trato para sus conciudadanos y por ello es que somos uno de los países con más alto número de deportados. El año pasado 40,647 personas fueron devueltas a esa vida sin oportunidades ni esperanza que les había expulsado de la tierra que les vio nacer. En 2011 fueron 30,855 los deportados y este año ya han venido varios aviones con guatemaltecos que regresan con una mano atrás y otra adelante a enfrentar la misma situación que sufrieron cuando se vieron obligados a tomar la dura decisión de tener que abandonar sus escasas pertenencias y sus familias para buscar en Estados Unidos el trabajo productivo que aquí no aparecía por ningún lado.
Por ello insistimos que el TPS es absolutamente necesario y que nuestras autoridades tienen que trabajar en dos vías, buscando que se otorgue cuanto antes para detener el flujo de deportaciones, y haciendo el cabildeo que haga falta para apoyar el esfuerzo de Obama por la reforma migratoria. Una cosa no excluye la otra, y en la primera podemos incidir mucho más que en la segunda.
Minutero
La reforma migratoria
no establece moratoria
que contenga aluviones
ante las deportaciones