Consagrada imagen que cada Semana Santa sales a bendecir a tu pueblo, hace ya más de 350 años en que fuiste tallado en un ya lejano 1665 cuando Mateo de Zúñiga inspirado por Dios nos legó tu imagen y Joseph de la Zerda te dio los colores de piel cuan sangre llevas por nuestras culpas.
Mario Alfredo Alvarado V.
(Escuela de Historia Usac)
Hablar de Jesús de la Merced es conocer la historia de toda una nación reflejada en la piedad popular y devoción, bajo la cual toda una ciudad ha estado protegida, primero en Santiago de Guatemala y luego en el Valle de La Ermita.
Los datos históricos en cuanto al nazareno mercedario son precisos y certeros, cómo no recordar su consagración en 1717, siendo la primera imagen en toda la América española en recibir este homenaje.
Situación que se reafirmó para 1721 cuando se le jura patrón de la ciudad contra pestes y temblores por parte del ayuntamiento hasta la ruina de 1773 en el Valle de Panchoy tras múltiples luchas entre traslacionistas y terronistas.
Dejó su ciudad entre ruinas y partiendo junto con sus vecinos en un largo peregrinaje que se concluye en 1778 cuando llega a este valle donde siguió protegiendo a sus devotos contra pestes y guerras.
Como la librada por el general Rafael Carrera contra los filibusteros en toda Centroamérica, situación por la cual fue nombrado Capitán del Ejército de Guatemala, que decir de las rogativas que desde tu puesta en veneración se han dado por terremotos y pestes.
Hasta llegar a los cambios de siglo cuando la sociedad en pleno se rinde a tus pies sin faltar el sudor que emana de ti cuando llegas a la Plaza Mayor cada Viernes Santo.
Doliente, rodeado de lanzas y de tus cucuruchos que como presagio llevan paletinas negras porque en unas horas darás la vida por el hombre pecador, esa mística única que se vive los viernes más santos del año en tu compañía, espero me acompañen para toda mi vida Jesús de la Merced.