EE.UU. limitado en lucha contra milicianos


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Estados Unidos está batallando para hacer frente a un aumento en las amenazas del nuevo foco de la guerra santa musulmana, el norte de África, con labor de espionaje limitada y pocos asociados.

Por LARA JAKES WASHINGTON / Agencia AP

El gobierno del presidente Barack Obama está ponderando cómo impedir que extremistas islámicos en el norte de África pongan en riesgo la seguridad nacional.

La propagación de milicianos a través de Libia, Argelia y Mali —muchos de ellos vinculados a al-Qaida— es parte de una consecuencia natural de la expulsión de redes de terrorismo de lugares como Pakistán, Afganistán y Yemen.

También es reflejo de un aumento en movimientos extremistas locales que han estado envalentonándose desde el ataque en septiembre a una sede diplomática de Estados Unidos en Bengasi, Libia, que mató a cuatro estadounidenses, incluido el embajador.

Funcionarios estadounidenses de contraterrorismo están de acuerdo en que los extremistas casi no tienen interés en atacar a Estados Unidos en su suelo; sin embargo, están cada vez en más riesgo intereses estadounidenses y de Occidente en el norte de África —principalmente bases militares, misiones diplomáticas e instalaciones comerciales— y los estadounidenses que viajan allá.

Espionaje gubernamental y análisis recabado de la región indican que la capacidad de Estados Unidos para contener o responder a amenazas del norte de África es más difícil de lo que fue en zonas de guerra como Irak y Afganistán debido a que la labor de inteligencia no está tan bien desarrollada o disponible, dijo el jueves un funcionario estadounidense de alto rango.

«NO tenemos los recursos, presencia física o capacidades que tenemos en otros escenarios», señaló el funcionario de inteligencia, quien pidió no ser identificado debido a lo sensible que es divulgar análisis de inteligencia. Por otra parte, agregó el funcionario, «no está claro que tengamos un socio natural con quien podamos trabajar», lo que significa que las naciones africanas no quieren o no pueden ayudar con medidas de contraterrorismo.

Desde el ataque en Bengasi, el norte de África ha evolucionado convirtiéndose en el más reciente dolor de cabeza en materia de seguridad nacional del gobierno de Obama, colocándose sobre conflictos desde Medio Oriente hasta Asia. Muchos de los extremistas, si no todos, están vinculados al grupo al-Qaida en el Magreb Islámico, que está arraigado en Argelia. AQIM en sí mismo está afiliado con la red medular de al-Qaida, con base en Pakistán y encabezada por Ayman al-Zawahri, un egipcio que tomó la dirección tras la muerte de Osama bin Laden en mayo de 2011.

Ninguno de los grupos norafricanos parece recibir órdenes directas de al-Zawahri o de sus lugartenientes, y la mayoría están tan motivados a mantener la autoridad local tanto a través de actividad criminal como de ideología anti occidental.

Funcionarios de inteligencia de Estados Unidos creen que algunos de los milicianos responsables del ataque en Bengasi estaban vinculados a AQIM. Se sospecha que otros dentro de AQIM son sospechosos de conducir camiones sobrecargados de rifles, morteros y otras armas de Libia a Mali y Níger para armar a aliados ahí.

«Los riesgos han aumentado desde Bengasi», dijo Mark Schroeder, un analista de África de la compañía privada de inteligencia global Stratfor. «Ahora es una zona de conflicto», señaló.

El funcionario de inteligencia de Estados Unidos dijo que Argelia y Mali son en este momento las áreas de riesgo, citando preocupaciones crecientes sobre grupos extremistas aliados en todo el norte de África que están compartiendo recursos, hombres, pericia e información.