Una serie de ataques con carro-bomba dentro y fuera de Bagdad dejaron hoy al menos 17 muertos y decenas de heridos, en tanto que exacerbaron los temores de una ebullición de la violencia en medio de un incremento de las tensiones sectarias en Irak.
Aunque nadie reclamó de inmediato los atentados, posiblemente serán atribuidos a los insurgentes suníes que integran la sección local de Al-Qaeda. Este grupo a menudo perpetra atentados indiscriminados con carros-bomba para sembrar el temor entre la mayoría chií de Irak y socavar la autoridad del gobierno.
La matanza comenzó en la mañana con el estallido de un vehículo estacionado en Mahmudiya, a unos 30 kilómetros (20 millas) al sur de la capital iraquí, en una acción dirigida contra un puesto de seguridad.
En el atentado murieron cinco personas, entre ellas dos soldados, y 15 resultaron heridas, según la Policía.
Después, un atacante suicida hizo volar su carro-bomba cerca de un puesto de control en el suburbio de Taji, norte de Bagdad, y causó siete muertos y 26 heridos.
Un testigo de este hecho, el profesor Nasseer Rahman, de 35 años, dijo que aguardaba sentado dentro de un minibús mientras éste pasaba el puesto de control cuando ocurrió el estallido a unos 120 metros (yardas) de distancia.
Después, otro vehículo cargado con explosivos hizo explosión en el vecindario de Shula, noroeste de Bagdad, con resultado de cinco muertos y 15 heridos, según la Policía.
Médicos en un hospital cercano confirmaron los decesos. Todas las fuentes solicitaron el anonimato porque carecían de permiso para hacer declaraciones a la prensa.
La violencia ha disminuido en Irak desde la peor oleada provocada por la insurgencia en Irak hace varios años, pero siguen ocurriendo con frecuencia ataques que dejan numerosos muertos.