La democracia en su laberinto


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Hoy hace 26 años Guatemala se inició en la era democrática. Varios equipos de gobierno han sido parte de la historia del país y únicamente por el bache ocurrido en 1992 durante la gestión de Jorge Serrano, las reglas del juego democrático se han cumplido, por lo menos en términos de los procesos de elecciones libres, la organización de las elecciones por una institución independiente y la ciudadanía ejerce su derecho al voto mas no elige, los resultados de los comicios se presentan generalmente rápido y así cada cuatro años se produce el recambio de un régimen de gobierno a otro.

Juan José Narciso Chúa


Hasta acá en materia de participación ciudadana, no ha habido mayor problema y la discusión al respecto, seguramente refleja un rasgo positivo del ejercicio democrático. Sin embargo no todo termina ahí.

Cumplida la parte formal de la democracia y sin mayores contratiempos la participación ciudadana, resulta necesario hacer un balance crítico de aquellos elementos que determinan los resultados tan magros o limitados que aún resentimos en otros aspectos de fondo del ejercicio democrático y donde la democracia todavía nos tiene en deuda o en números rojos.

Después de más de un cuarto de siglo, los diferentes equipos de gobierno en los distintos poderes del Estado, se han mostrado distantes, o timoratos o superficiales en sus ejercicios de gobierno, pero aún más en los impactos derivados de su propio ejercicio, pareciera que terminar su período sin mayores sobresaltos, así como estableciendo ciertos arreglos interelitarios les permite concluir considerando que han cumplido con su deber.

Lamentablemente no ha sido así. Haciendo un análisis de las características o elementos que han atrapado al ejercicio democrático, se podría decir que en cada período se presentan estas condiciones que al final condicionan seriamente a los gobiernos, pero que a su vez para ellos son formas de evitar entrar en conflicto o bien de responder a intereses para generar balances que les aseguren una gestión complicada o fluida, lamentablemente al dejar de hacer, o bien no profundizar en determinadas problemáticas o evadir cuestiones de fondo, los gobiernos han dejado una secuela de problemas que en cada nuevo período vienen a complicar la gestión del subsiguiente régimen que se instala.

Esta situación ha motivado que desde las dictaduras militares, se han heredado auténticas brasas candentes que queman las manos y que como un juego pernicioso se le lanzan a los otros gobernantes, con el agravante que esas brasas ya son más grandes y mayormente candentes y en el manipuleo de evitar mantenerlas mucho tiempo, se siguen agigantando y profundizando, con lo cual se limita seriamente su tratamiento y su resolución.

Desafortunadamente, también se tejieron prácticas inveteradas que hasta la fecha no se han modificado sustancialmente, sino al contrario, se han mejorado, se han institucionalizado y se convierten en hechos recurrentes y comunes en los regímenes de gobierno, que también se han diseminado por los diferentes organismos que constituyen los poderes del Estado y con ello, se hipoteca aún más el futuro de la sociedad. Lamentablemente también este sordo pero permanente ejercicio se ha trasladado hasta el propio tejido empresarial, en donde sólidas nuevas empresas se han construido derivado de la práctica recurrente del ilícito, así como se han consolidado aquellas unidades empresariales vinculadas a los funcionarios de cada gobierno y con ello sus raíces son extremadamente profundas y sólidas.

El resultado final para la sociedad es que muchas problemáticas se siguen alargando, distrayendo o evitando, con lo cual el ejercicio de participación política se ha truncado seriamente y con ello se continúan enraizando conflictos sociales que tarde o temprano, seguirán presionando buscando soluciones concretas que chocarán con la irresponsabilidad de los diferentes organismos, pero peor aún se enfrentarán a organismos que poco o nada han hecho para analizar con seriedad las causas verdaderas de estos problemas. Continuará.