Hoy es un nuevo aniversario de la muerte de Miguel íngel Asturias, ocurrida en 1974. Habitualmente, merece mayor celebración su nacimiento y el recibimiento del Premio Novel de Literatura.
Miguel íngel Asturias siempre ha sido motivo de rechazo, pese a que nadie niega su calidad literaria. En la década de los sesenta, se le criticó su poca vinculación en la política nacional, entre ellos Gabriel García Márquez. Posteriormente, en Guatemala encontró tanto opositores como imitadores.
Un grupo de literatos, liderado por Mario Roberto Morales, Marco Antonio Flores y Luis de Lión, entre otros, redactó el manifiesto «Matemos a Asturias», que establecía la necesidad de alejarse literariamente del ya Nobel de Literatura, para evitar imitaciones deshonrosas.
Sin embargo, este movimiento fue entendido al revés, y se pensó que el objetivo era deslegitimar la obra de Miguel íngel Asturias.
Más recientemente, el Nobel de Literatura ha recibido constantes críticas por su tesis de licenciatura, especialmente por movimientos indígenas, quienes indican que dicho trabajo es representativo del racismo imperante en la sociedad guatemalteca.
Asimismo, se ha señalado que, pese a los esfuerzos de Asturias de crear una obra «indígena» (como supuestamente se considera a Hombres de maíz), esta apenas llega a ser de vinculaciones mestizas, por lo que grupos indígenas no se identifican con esta literatura.
El debate sobre Asturias continúa; actualmente, la polémica podría reactivarse por la publicación de su tesis por parte de la Editorial Universitaria.
Pese a toda esta trayectoria de conflicto, Asturias ha sido, sinceramente, poco estudiado, y muchas de sus características aún están sin descubrir. Intelectuales guatemaltecos y extranjeros han intentado revalorar su obra, asumiendo posturas sobre las teorías de la interculturalidad, la revisión historiográfica y otras estrategias interesantes.
En el suplemento de hoy, se presenta un análisis del poema Tecúm-Umán de Asturias, uno de sus mejores textos, pero de los menos entendidos.