Ya cuando estaba agonizando el año 2012, escribimos en este espacio del vespertino LA HORA nuestros deseos respecto de lo que la sociedad quiere que nos brinde este año que apenas está en sus inicios.
Puede decirse que Guatemala urge cambios positivos en forma integral, porque en vez de avanzar parece estar estancada o retrocediendo y hundiéndose en un trampal, como se piensa dentro y fuera de nuestros bordes territoriales.
Tenemos problemas que dan la impresión de ser irresolubles, no obstante que quienes empuñan las riendas del poder declaran estar haciendo todo lo posible para afrontar la problemática en general.
Lo que más interesa al pueblo es la seguridad, porque diariamente los criminales y demás delincuentes semejantes a los chacales a toda hora y en todos los lugares están agrediendo y despojando de sus pertenencias a la gente honrada.
Es comprensible que los contingentes policiales y militares están haciendo hasta lo imposible para atenuar la situación, pero tal situación está tan arraigada desde otras épocas que es asaz difícil solucionarla en un dos por tres. Sin embargo, justo es decirlo y reconocerlo, se ve que se está actuando como lo demandan las malas rachas.
Otros problemas que afectan a la comunidad nacional son el desempleo, las violentas acciones o relajos de individuos anarquistas militantes en la politiquería y en unos grupos obreros y campesinos; la corrupción, la pobreza de muchas familias, tanto de las áreas urbanas como de las rurales, la dilapidación como por espuertas de los recursos del Estado en lo que no es necesario o indispensable y, en fin, los vacíos de atención a las pesadillas de Juan Pueblo que vienen, en buena parte, del cercano y del lejano pasado.
Los medios de comunicación informan y comentan con claridad, sin palabras cortadas, lo relativo a lo que acontece a lo largo y a lo ancho del territorio nacional.
Empero, debemos decir, sin intención de herir susceptibilidades de nadie, que casi todos los órganos televisados, como lo comprueban los televidentes, se limitan solo a informar sin comentar los sucesos que se registran en el país, lo cual constituye una omisión desacorde con la función propia del periodismo.
Continuemos. Se tiene la impresión, en los diversos sectores de la sociedad, que se ha perdido respeto a la ley y a la autoridad, lo que da la idea de una cultura nada edificante ni patriótica; pero, a la vez, se considera que hay autoridades que por no respetar no son respetadas por cualquier hijo de vecino…
En la pasada campaña electoral, por cierto ruidosa y gravosa, se hicieron promesas de un cambio positivo en beneficio de los guatemaltecos sin distingo alguno; más, hay promesas que se han quedado deambulando en el aire…
Entonces, habrá que exigir con insistencia el cumplimiento hasta que se produzca una satisfactoria realidad.
Indudablemente, hay mucho qué informar y comentar en cuanto a lo que ocurre en este suelo centroamericano, pero es de todos conocido el contexto nacional en estos tiempos tan azarosos y nebulosos que, francamente, infunden desesperanza y pesimismo.
En todo momento, a pesar de todo, ¡ánimo, estimados compatriotas! No desmayemos. Seamos optimistas, positivos, no negativos, no derrotistas. Contribuyamos con todo esfuerzo tratando de sacar de los tremedales al país, patria nuestra que merece acendrado amor y respeto absoluto.
¡Quiera Dios que podamos ir hacia adelante, siempre hacia adelante con paso firme! Que hoy y siempre disfrutemos de paz, de tranquilidad y seguridad, de avances efectivos en todos los órdenes de la vida.
¡Que el arquitecto del Universo nos bendiga! ¡Salud y felicidad en el 2013! Y… ¡hasta la próxima oportunidad!!!