Guatemala ocupa un preocupante lugar como uno de los países con mayor problema de desnutrición crónica de su niñez en todo el mundo, y ello está asociado fundamentalmente con la pobreza que es generalizada en un país que aunque presente modesto crecimiento de su producto interno bruto, tiene niveles de desigualdad espeluznantes, por lo que la riqueza que se genera se concentra en pocas manos y la mayoría sigue viviendo en condiciones de miseria.
Pero a la desnutrición causada por la pobreza secular del país y las deficiencias estructurales que arrastramos prácticamente desde tiempos de la Colonia, hay que sumar ahora la desnutrición causada por malos hábitos alimenticios que se manifiestan con mayor incidencia en el área urbana del país. La falta de una dieta balanceada es fundamentalmente causada por la falta de recursos económicos, pero también entran en juego otros factores y sobre todo ahora con la llamada modernidad que expone a los niños a la comida chatarra que tampoco les surte de los nutrientes necesarios para una vida sana.
Célebre ha sido en Estados Unidos el esfuerzo que ha efectuado la esposa del presidente Barack Obama para realizar campañas que mejoren la nutrición de los niños, eliminando de los menús de las escuelas todo aquello que no nutre pero sí sirve para incrementar la obesidad. En Guatemala ninguna autoridad se preocupa por realizar campañas para hacer conciencia sobre la calidad del alimento, sin duda porque se cree que viviendo en medio de tanta desnutrición no tiene caso que se hable de eliminar ciertas comidas de la dieta.
No tenemos el problema de que las escuelas engorden a los niños porque prácticamente ha caído en desuso hasta el desayuno escolar porque todo se vuelve negocio. En otros países, controlando la calidad de los alimentos que proporcionan a los niños en las escuelas, se controla también el desbalance en la dieta. En nuestro caso el ministerio de Salud Pública tendría que realizar intensas campañas de concientización a los padres de familia para asegurarse que sean ellos los que se ocupen de velar por una dieta balanceada para sus hijos que les evite problemas futuros.
Ciertamente la desnutrición es nuestro principal problema y en eso tendría que enfocarse el mayor esfuerzo, pero no se puede descuidar la necesaria atención al otro tipo de problema alimenticio que tenemos y que está directamente relacionado con la calidad de la comida que ingieren muchos de nuestros niños y jóvenes que pueden adquirirla, pero que se inclinan por artículos que a la larga les causarán serios problemas de salud.
Minutero
Las formas de desnutrición
tienen varias variantes
pero aquí las vemos campantes
sin poner ninguna atención