“Well done is better than well said”. Benjamin Franklin
La realidad ya llegó, sí, tenemos que prepararnos mental y físicamente para hacer la mejor planificación de nuestras clases. Es la oportunidad de implementar todos los conocimientos educativos nuevos que hemos recibido en cursillos, talleres, pláticas y lo que cada uno ha desarrollado por medio de la experiencia y práctica en el aula.
raymondwennier@yahoo.com
El otro día escuché a un comentarista de televisión hablar con un psicólogo “experto” en trabajar con adolescentes. Aconsejó a los padres de familia hablar a sus hijos sobre temas presentes en la mente de todos los adolescentes. La preposición “a” es lo que me llama la atención. Da a entender que es una “comunicación” de una vía. Es precisamente lo que la juventud objeta aun desde temprana edad. La extensión de eso es un joven pasivo, no participa en sus propias actuaciones y decisiones. Hay otra extensión que se llama actuación en el aula. Hablamos mucho sobre educación centrada en el alumno. Como dije antes, el inicio del año escolar es el momento de ponerlo en práctica dentro de nuestra planificación.
Para lograr realmente una educación centrada en el alumno, hay que cambiar la preposición “a” (hablar, enseñar “a” los alumnos) por la preposición “con” (… “con” los alumnos). Igual deben hacer los padres de familia, cambiar las preposiciones.
Hay dos preposiciones más que implican un cambio en lo que hacemos en el aula y que ha sido parte de cursillos sobre nuevas tendencias educativas en relación a la evaluación del conocimiento o del rendimiento de los alumnos. Los exámenes actuales son “de” el aprendizaje de lo que se supone los alumnos han aprendido de los maestros que les hablan “a” sus alumnos. Sin embargo, una verdadera evaluación es aquella que evalúa “para” el aprendizaje. Quiere decir que los alumnos pueden aprender de los errores cometidos sin penalización alguna en su calificación. Significa que los maestros hablen “con” los alumnos enseñándoles donde se equivocaron y dándoles la oportunidad de practicar lo correcto antes de tomar un examen que sí tiene un valor numérico que influye en sus calificaciones finales.
La mentalidad base es que los alumnos sí son capaces de entender que el intercambio entre el maestro y ellos sí da una razón de por qué deben estudiar. Es relevante y da la oportunidad de ejercitar su curiosidad, la búsqueda de razones e iniciativa de resolver la duda sobre el punto académico, práctico y personal, presentado en el aula.
Sería interesante que los maestros de una escuela, conjuntamente con su director, tuvieran sesiones sobre cómo poner en práctica el uso de preposiciones en su planificación. Varias mentes pensando, discutiendo y ofreciendo opciones, resultan con mejores formas que la individual. Estamos acostumbrados a hablar de una manera; es la que nos han enseñado y en la que nos han hablado. Sin embargo, es necesario cambiar el uso del lenguaje para dar la indicación de que los alumnos sí son el centro de la educación y sí vamos a ponerlo en práctica en nuestros salones de enseñanza. Eso aplica a los niños en todos los niveles de la educación, en la familia, la preprimaria, primaria y secundaria; los niños y jóvenes sabrán cómo participar y ejercitar su creatividad y pensamiento crítico en cualquiera de los caminos a los que la vida los lleve. Es cuestión de que los maestros incluyan en sus planificaciones el cómo hacerlo. Es por eso que hay directores de escuelas y supervisores. Ambos puestos tienen funciones que son fuente de ayuda académica para el equipo de maestros. Un eslabón en la serie de elementos que forman la cadena base para poder hablar de excelencia en el proceso educativo.
Los niños y los jóvenes desde la educación inicial hasta la universitaria, agradecerán que les enseñamos desde temprana edad, a pensar, investigar, analizar y ejecutar todas las acciones que les permiten luchar contra los obstáculos y triunfar. Serán seres pensantes y actuantes y no meros “ejecutantes” del pensamiento de otros.