TERROR EN LA MASONERÍA GUATEMALTECA


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No soy masón; pero tengo amigos masones, quienes generosamente hasta me han invitado a discurrir, en alguna futura sesión de la Gran Logia de Guatemala, sobre tópicos religiosos, teológicos o filosóficos. Entre esos amigos ha provocado terror la posibilidad de que, en el próximo mes de febrero, el cubano Jesús Joaquín Álvarez de Oviedo sea electo Gran Maestro, y entonces presida la Gran Logia.

Luis Enrique Pérez


El motivo del terror es que la candidatura de Álvarez de Oviedo es patrocinada por exfuncionarios públicos de quienes sensatamente se presume que cometieron actos de corrupción (por ejemplo, en la Dirección General de Aduanas, en el Instituto Guatemalteco de Seguridad Social y en el Ministerio de Comunicaciones, Infraestructura y Vivienda).

Se conjetura que esos exfuncionarios intentan dominar la Gran Logia para lograr secretas finalidades, que quizá la inteligencia no puede precisar pero que la imaginación puede atisbar. Precisamente el instrumento para lograr tal dominio es Álvarez de Oviedo, a quien esos mismos exfuncionarios cuidan primorosamente, y le ofrecen comprometedora pero aceptada holgura económica.

Álvarez de Oviedo ha sido Gran Secretario y Canciller de la Gran Logia, de la cual es uno de los “Ilustres y Poderosos Grandes Inspectores Generales”. La Academia de Estudios Masónicos, de la Gran Logia, se denomina “Jesús Joaquín Álvarez de Oviedo”. El pasado sábado 17 de Noviembre, en Valles de La Habana, durante una sesión del Soberano Capítulo Galileo # 81, Álvarez de Oviedo, Benemérito de la Orden, discurrió sobre su actividad masónica en Guatemala. Los amigos masones a los cuales he aludido creen que Álvarez de Oviedo, por su relevancia masónica en nuestro país, puede ser un peligroso ganador de la elección.

La “Catholic Encyclopedia” informa que la palabra “masonería” deriva del latín “matio” o “machio”, que significaba “constructor de paredes” y también “cortador de piedras”; y que esa palabra tiene el siguiente significado, que originalmente le confirió la Gran Logia de Inglaterra, fundada en el año 1717: “un sistema peculiar… de moralidad oculto en alegorías y expresado en símbolos”. Esa enciclopedia también invoca esta definición: “actividad de seres humanos estrechamente unidos que, con el empleo de formas simbólicas tomadas principalmente de la albañilería y de la arquitectura, cooperan para el bien del género humano, y se esfuerzan moralmente por ennoblecerse a ellos mismos y a su prójimo, y entonces llegar a constituir una liga de la humanidad…” La Asociación de Servicio Masónico de Norte América afirma que “los cuatro millones de masones que hay en el mundo continúan la ayuda brindada a hombres y mujeres que enfrentan los problemas del Siglo XXI; y para ayudarlos construyen puentes de hermandad, y destilan, en el corazón de los seres humanos, ideales para un futuro mejor.”

La Gran Logia de Guatemala fue fundada en el año 1903. Se rige por un “código moral masónico”, cuyo primer principio es “honra al Gran Arquitecto del Universo”, y cuyo segundo principio es “ama a tu prójimo como a ti mismo”. En nuestro país hay aproximadamente 30 logias masónicas que suman 630 miembros.

Post scriptum. La Gran Logia de Guatemala se ha esforzado por cumplir con su código moral; lo cual ha contribuido a que ella sea una prestigiosa comunidad. Los masones con quienes he conversado creen que ese prestigio puede sufrir un colapso si Jesús Joaquín Álvarez Oviedo llega a ser la máxima autoridad de la Gran Logia; y están dispuesto a fundar una nueva Gran Logia.