Hay que ponerles freno


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Cuando leí que las autoridades de Estados Unidos lograron un acuerdo para evitar el precipicio fiscal en el que por poco caen, pensé lo curioso que resulta que en todos lados se cuecen habas. Demócratas y un buen grupo de republicanos se pusieron de acuerdo en la propuesta que significó un claro triunfo político para el presidente Obama, pero que en realidad no es más que un acto irresponsable porque solamente posterga la crisis pero no la resuelve. Es algo así como barrer la suciedad debajo de la alfombra en vez de recogerla y hacer correctamente la tarea de limpieza.

John Carroll


Obviamente pasadas las horas empieza a salir a luz la moneda con la que negociaron los políticos que,  en este caso como en muchos,  es la entrega de privilegios, concesiones o “ayudas” a empresas privadas gestionadas por lobistas y concretadas por políticos marrulleros que siempre sacan su tajada.  Entidades bancarias, empresas de energías alternativas y otras industrias se llevaron buenos premios en efectivo a cambio de los votos necesarios para la aprobación. El perdedor definitivo de este acuerdo es el individuo estadounidense trabajador y responsable porque el gobierno sigue vendiendo la idea de que no hay peligro en tomar esta actitud irracional de gastar más de lo que ingresa para siempre.  El problema fiscal de Grecia, por ejemplo, es esencialmente el mismo que tiene Estados Unidos, simplemente no puede resistirse a gastar más de lo que recauda en impuestos y por lo tanto financia la diferencia prestándole a terceros.  Este procedimiento multiplicado por muchos años tiene como resultado invariable una deuda impagable y por lo tanto el default financiero del gobierno y las consecuentes crisis sociales que esto provoca.  Algunos argumentan que no endeudarse significa no cumplir con lo ofrecido políticamente pero no analizan que finalmente los costos serán absorbidos siempre por el mismo pueblo.

Nosotros por nuestra parte empezamos un 2013 con un presupuesto anual de Q67 mil millones; muy por encima de lo que lograremos recaudar en impuestos y por lo tanto obligados a financiar la diferencia con una deuda que crece rampante ante nuestro silencio y permisividad teniendo a la vista los ejemplos de lo que esta forma de operar puede traernos en un futuro cercano. Bien vale la pena recordar que el año pasado tuvimos un presupuesto de Q59 mil millones y sin inmutarse los señores del gobierno le metieron casi Q7 mil millones adicionales a la piñata del año que recién empieza.  Pareciera que nuestros políticos se hacen la pregunta ¿Cuál es realmente el monto que necesitamos?  Cuando lo correcto debiera de ser ¿Con cuánto contamos?

Estados Unidos tiene una ventaja socio-política sobre Grecia en el sentido de que hace pocos años guardaba un equilibrio fiscal y esos recuerdos deben de prevalecer en un pueblo sensato a la hora de apoyar o no propuestas de presupuestos desbalanceados.  Grecia en cambio lleva muchísimos años de no gozar de la bonanza de un presupuesto equilibrado y por lo tanto su sociedad tiene pocos parámetros de comparación y se ha hecho totalmente adicta al endeudamiento.  Las adicciones más severas solo se pueden curar de tajo y eso, claro está, causa muchísimo dolor y sufrimiento al adicto.

Tenemos que cuidarnos de no volvernos adictos a esa falsa sensación de abundancia a costa del endeudamiento pero más importante aún será mostrarles a nuestros políticos que el tema nos interesa y que contrario a lo que creen ellos pueden tomar la decisión de endeudarnos sin consecuencias.  Exhorto a algún diputado decente que se apiade de nosotros y que introduzca en el Congreso una propuesta de ley que prohíba expresamente presupuestar gastos por encima del nivel de ingresos.