A dos años del hecho, aún esperan por justicia


aa_foto_6_archivo

Mañana se cumplirán dos años del ataque con una bomba incendiaria, contra un bus de Rutas Quetzal, donde perecieron 9 personas. La Fundación Sobrevivientes lamenta que muchos de los deudos aún no cierren el ciclo de dolor por la muerte de sus seres queridos, debido a la falta de aplicación de justicia pronta.

POR MARIELA CASTAÑÓN
mcastanon@lahora.com.gt

Norma Cruz, directora de la Fundación y querellante adhesiva en el caso, indica que debido a la cantidad de recursos presentados por la defensa de los pandilleros sindicados, aún no es posible que se conozca una sentencia.

Según indica, los argumentos que se han ofrecido, para retrasar el caso, se deben a que los acusados dicen que debido a la falta de comunicación con sus abogados defensores es imposible avanzar.

Sin embargo, Cruz reitera, que las familias marcadas por la muerte de sus parientes, aún no han logrado cerrar el ciclo de dolor que hoy todavía les aqueja.

La activista dice que la aplicación de justicia pronta es la respuesta que necesitan los afectados, pues aunque saben que no tendrán nuevamente a sus familiares, al menos esto les da fortaleza para seguir adelante.

La entrevistada explicó que el proceso se encuentra en la fase de inicio de juicio; la presentación de pruebas se llevará a cabo en los próximos días.

Esta información fue confirmada con el fiscal que lleva el caso, Antonio Castañeda, quien reiteró que el próximo 14 de enero dará inicio el ofrecimiento de pruebas contra los sindicados.

LAS 9 VÍCTIMAS

El 3 de enero de 2011 una mujer abordó una unidad de transporte de las Rutas Quetzal, dejó una mochila que en su interior tenía una bomba incendiaria, la cual explotó, causando que 9 personas murieran, al menos cuatro de las víctimas fallecieron de forma inmediata.

Los fallecidos eran Alicia Zacarías Pérez, sus hijos Nury, Daniel y Jorge, de apellidos Cac Zacarías.  Éste último falleció el 10 de enero del mismo año, en la emergencia del Hospital Roosevelt.

Dos días después del suceso falleció Lázaro Donis, un marimbista reconocido, quien viajaba en la unidad de transporte, el día que ocurrieron los hechos.

Los demás fallecidos fueron Gladys Ordóñez Corado, de 36 años, esposa de un agente de la Policía Nacional Civil (PNC), que dejó cinco niños en orfandad; Dora Aracely Franco, trabajadora del Hospital Roosevelt; Rigoberto Emilio García, 69; Ambrosio Vásquez Xiquin, 48.

Según las investigaciones de las autoridades, el ataque fue cometido por pandilleros, integrantes de la clica Little Psycho Criminal, en represalia porque empresarios de Rutas Quetzal se habrían quedado con dinero de la extorsión que ellos cobraban y éstos no se lo entregaron.

Gustavo Adolfo Pirir, alias el “Hammer” y exsargento del Ejército, fue sindicado como el líder intelectual de los hechos.