Se abre Bienal de Venecia


Bajo el tí­tulo «Piensa con los sentidos, siente con la mente» se abre este fin de semana en Venecia la 52 edición de la Bienal de Arte de Venecia, que este año quiebra todos los récords, por el número de artistas y paí­ses invitados, exposiciones, fiestas y «happenings» organizados para la ocasión en la espectacular ciudad de Marco Polo.


En los sugestivos e imponentes espacios del Arsenale, entre ruidosas olas y la sensación de estar en una mecedora, y en los tradicionales pabellones de la zona de los Jardines, las obras de unos 500 artistas de todo el mundo, de todas las edades y corrientes del siglo XX resultan una vitrina única para medir la temperatura no sólo del arte contemporáneo, sino del mundo.

Un mundo terriblemente injusto, asfixiado por las guerras, la violencia, las desapariciones, las torturas, la muerte, los cadáveres y las tumbas aparece representado con lenguajes y técnicas diferentes en la mayorí­a de las obras expuestas en las gigantescas salas del Arsenale.

Para ello, el curador de la muestra, el crí­tico de arte estadounidense Robert Storr, dispuso instalaciones, fotografí­as, videos y pinturas de un centenar de artistas, entre ellos doce latinoamericanos.

Un avión colgado con un Cristo crucificado del anticlerical argentino León Ferrari, realizado en 1965, al lado de la maqueta del atentado a las Torres Gemelas de Nueva York con un avión en perenne movimiento del estadounidense Charles Gaines, advierten al visitante que el arte no puede, ni quiere huir de la realidad.

«La obra de arte es un catalizador del pensamiento», dice a la AFP Ferrari, quien acusa en su obra con ironí­a y cinismo a la cultura occidental y sobre todo ataca a la Iglesia Católica por la intolerancia que reina en el mundo moderno.

El video de un niño que juega a fútbol con una calavera en Beirut, del italiano Paolo Canevari, las fotografí­as de heridos y ciudades (en Israel, Bosnia, Irak, etc) devastados por los bombardeos y el impresionante mapamundo realizado con 3.330 dibujos con tinta china de 10 por 7 centí­metros de los que han muerto por la guerra en Irak y Afganistán de la estadounidense Emily Prince, son un grito de dolor y de denuncia.

«Es como una autodenuncia de Estados Unidos», comentó Flavio Albanese, director de la revista de arquitectura Domus y experto en arte contemporáneo.

Al costo de nada menos que 10 millones de euros, los dirigentes de la Bienal de Venecia, quisieron organizar una edición inolvidable y a la vez equilibrada, que representa con un toque nostálgico el recorrido de tres años de Storr en todos los continentes para seleccionar veteranos maestros y jóvenes promesas.

Además de artistas reconocidos como las francesas Louise Bourgeois, Sophie Calle, el japonés Yukio Fujimoto, la feminista estadounidense Nancy Spero, los estadounidenses Ellsworth Kelly, Gerhrad Ritcher, los italianos Emilio Vedova y Luca Buvoli, los latinoamericanos Mario Garcí­a Torres (México), Oscar Muñoz (Colombia), Elaine Tedesco (Brasil), Ernesto Salmerón (Nicaragua), Iran do Espiritu Santo (Brasil), han sido invitados por primera vez un grupo de 30 artistas africanos.

«He sido el primer curador que ha viajado a Africa para preparar esta edición», admitió Storr.

«El arte africano es excitante y más creativo, demuestra el agotamiento de la cultura occidental», sostiene el artista chileno Alfredo Jaal, uno de los pocos no africanos que participa en ese pabellón con un video sobre el genocidio en Ruanda.

Un cuarto de los artistas invitados por Storr son estadounidenses, inclusive varios desaparecidos, como Félix González-Torres, a quien Estados Unidos dedica su pabellón nacional.

En total 76 paí­ses están representados en los pabellones, entre ellos Argentina, Brasil, México, Uruguay y Venezuela, además de Lí­bano y las jóvenes naciones de Azerbayán, Tayikistán y Moldavia, las cuales por primera vez participan en esta Bienal, que estará abierta hasta el 21 de noviembre.

Entre los pabellones por naciones está incluido también el del Instituto Italo-latinoamericano (IILA) que presenta bajo una sola bandera artistas de todo el continente en el céntrico Palacio Zenobio de Venecia.

La Bienal de los récords premiará con el León de Oro por primera vez en su centenaria historia a un fotógrafo y a un africano: Malick Sidibé, de 71 años.