Pistoleros leales a los dos bandos que luchan en la guerra civil de Siria combatían el hoy en las calles de una ciudad del vecino Líbano, donde dos días de enfrentamientos han dejado cinco muertos y 45 heridos, indicaron las autoridades.
El Ejército libanés se desplegó por la ciudad de Trípoli para apaciguar los combates. Soldados patrullan las calles en vehículos blindados y operan retenes. Las autoridades cerraron las avenidas principales debido a los disparos de francotiradores.
Los enfrentamientos se producen en momentos de una profunda incertidumbre en Siria, donde los insurgentes se acercan a Damasco, la capital en la que reside el presidente Bashar Assad.
Por otra parte, el secretario general de las Naciones Unidas, Ban Ki-moon, exhortó hoy al régimen sirio a que no utilice su arsenal de armas químicas, advirtiéndole que habrá «consecuencias enormes» si Assad recurre a ese armamento de destrucción masiva.
«Yo los insto una vez más en los términos más enérgicos posibles a que no consideren el uso de este tipo de armas mortales de destrucción masiva», dijo Ban a The Associated Press en el marco de una conferencia sobre el clima en Qatar.
Siria ha tenido cuidado de no confirmar que tiene armas químicas, pero el régimen insiste en que nunca las usaría contra el pueblo sirio.
Ban también indicó que no estaría a favor de un acuerdo de asilo para el gobernante sirio como una manera de poner fin a la guerra civil en el país y advirtió que las Naciones Unidas no permiten «la impunidad» de nadie. Assad se ha comprometido a «vivir y morir» en Siria, pero a medida que la violencia se recrudece, crecen las conjeturas sobre que podría solicitar asilo.
Los combates de Siria se han desbordado a Turquía, Israel y Jordania en los últimos 20 meses, pero el Líbano es particularmente vulnerable a verse arrastrado en el conflicto. Los dos países comparten una compleja red de relaciones políticas y sectarias, así como rivalidades que se pueden encender con facilidad. Líbano, un país azotado por décadas de lucha, ha estado en vilo desde que empezó el levantamiento en Siria, y en diversas ocasiones han estallado enfrentamientos mortales entre grupos libaneses a favor y en contra de Assad.
Las tensiones en Trípoli han ido en aumento desde la semana pasada, cuando surgieron informes de que unos 17 combatientes libaneses suníes fueron asesinados dentro de Siria, al parecer después que se unieron a la rebelión contra Assad. Los cuerpos de algunos de los hombres se mostraron después en la televisión estatal siria.
Hoy, el ministro de Relaciones Exteriores libanés, Adnan Mansur, fue informado por el embajador sirio Alí Abdul Karim Alí que Siria había acordado repatriar los cuerpos de los hombres. La Agencia Nacional de Noticias libanesa dijo que los países en breve discutirán la forma de entregar los cuerpos.
ANTIMISILES
La OTAN anunció ayer que desplegará un sistema antiaéreo con misiles Patriot cerca de la frontera sur de Turquía, con lo que apuntalará las defensas ante la amenaza de ataques transfronterizos desde Siria y acercará a Estados Unidos y sus aliados a la guerra civil siria.
La alianza de 28 miembros decidió limitar el propósito de los misiles Patriot sólo al defensivo, a fin de protegerse de los proyectiles y fuego de mortero procedentes de Siria, que ya han matado a cinco turcos.
Sin embargo, el anuncio también parecía ser un mensaje al régimen del presidente sirio Bashar Assad, en momentos en que Washington y otros gobiernos temen que el régimen se podría estar preparando para usar sus arsenales de armas químicas.
«Estamos con Turquía en un espíritu de solidaridad fuerte», dijo a periodistas el secretario general de la OTAN, Anders Fogh Rasmussen. «Para cualquier persona que quiera atacar Turquía, decimos: ‘Ni siquiera lo pienses’»
Fogh Rasmussen insistió en que el despliegue del sistema, que incluye misiles Patriot, radares y otros elementos, no constituye un primer paso hacia una zona de exclusión aérea sobre algunas zonas de Siria o cualquier otro tipo de operación ofensiva contra el estado árabe.
No obstante, la decisión de desplegar los sistemas acerca a la guerra a Washington y sus socios europeos, con la posibilidad de que material fabricado en Estados Unidos y operado por la OTAN se utilice por primera vez contra el régimen de Assad.