El presidente Barack Obama está dispuesto a recortar el gasto federal y reducir la deuda creciente de Estados Unidos, pero no hará ningún trato con los republicanos hasta que éstos acepten primero aumentar los impuestos a los más ricos y especificar cuáles son los recortes adicionales al gasto que quieren, dijo ayer el secretario del Tesoro, Timothy Geithner.
«No hay un camino hacia un acuerdo que no implique que los republicanos reconozcan que tienen que subir las tasas para los estadounidenses más ricos», dijo Geithner en una entrevista difundida el domingo.
Con las declaraciones de Geithner, el gobierno de Obama endureció de forma explícita su posición en las próximas negociaciones para evitar el llamado «precipicio fiscal», una combinación de cientos de miles de millones de dólares en aumentos a los impuestos y recortes al gasto gubernamental que entrarán en vigencia automáticamente a principios de enero si los poderes de Washington no toman medidas para impedirlo.
Los economistas dicen que tales hechos podrían hacer que la economía de Estados Unidos recaiga en recesión y repunte una tasa de desempleo que ya es persistentemente alta.
«En realidad ellos tienen ahora el balón», dijo Geithner, uno de los principales negociadores de la Casa Blanca con los republicanos en el Congreso. El secretario del Tesoro apareció ayer en cinco programas de entrevistas de televisión.
El jueves, Geithner presentó a los líderes del Congreso un plan postelectoral de Obama para evitar el despeñadero fiscal, pero el presidente de la Cámara de Representantes, el republicano John Boehner, lo rechazó como algo que «no es serio», sino simplemente una lista de deseos demócratas que la cámara baja no podría aprobar.
El plan, como lo han bosquejado funcionarios del gobierno de Obama, contempla cerca de 1,6 billones de dólares en ingresos fiscales nuevos durante la próxima década, así como 600.000 millones de dólares en recortes al gasto, entre ellos 350.000 millones de dólares al programa gubernamental de asistencia médica para los ancianos Medicare y otros programas de salud pública.
También contempla 200.000 millones de dólares en gastos nuevos para prestaciones por desempleo, obras públicas y asistencia a los dueños de vivienda. De igual manera haría prácticamente imposible que el Congreso pueda bloquear la capacidad de Obama de elevar el techo del endeudamiento público.
«Me quedé estupefacto», dijo Boehner, al describir su encuentro con Geithner. «Lo miró y le dije: ‘Usted no puede estar hablando en serio»’, agregó, alegando el poco tiempo entre las elecciones del 6 de noviembre y el inicio del año nuevo. Dijo que ese tiempo hasta ahora se ha perdido «con tonterías».
No obstante, en las entrevistas a los programas dominicales, grabadas el viernes, Geithner ofreció una visión optimista. «Estamos todavía alejados entre nosotros, pero creo que nos estamos acercando», aseguró.