Depresión una enfermedad


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La depresión es una enfermedad que muchas veces no cuenta como tal. Muchas personas desearían oír un diagnóstico distinto debido a que existen prejuicios relacionados a enfermedades en el ámbito de la salud mental. La Organización Mundial de la Salud (OMS) refiere que ella es la cuarta causa de discapacidad en el mundo y para el 2020 será la segunda.

Ana Cristina Morales


La depresión afecta a 121 millones de personas en el mundo y la enfermedad es responsable de unas 850 mil muertes cada año, principalmente suicidios, es conclusión del Informe Global sobre Depresión que publica la OMS. Esta enfermedad de manera frecuente también es acompañante de otras. Ejemplo de ello es en la diabetes, la persona que tiene este diagnóstico es proclive también a cursar con cualquier grado de desorden depresivo.

Dentro de las manifestaciones y quejas de la persona depresiva se encuentran: tristeza, incapacidad de disfrute de cosas que antes provocaban en ella placer, baja autoestima, problemas del sueño y la alimentación, de manera frecuente insomnio y pérdida del apetito. Irritabilidad, aislamiento, dificultad para concentrarse, pérdida de la memoria, sentimientos de culpabilidad acompañantes de una baja autoestima y pensamientos obsesivos, una centralización de la vida en el pasado, falta de energía, dificultades para proseguir con la vida laboral, familiar y social, quejas somáticas múltiples y en casos más avanzados pérdida de la energía vital con la recurrencia de pensamientos suicidas.

La depresión es una enfermedad y no una clase específica de persona. El ser de las personas con este diagnóstico puede ser muy distinto cuando no es afecta por el cuadro depresivo. Es decir, que ella puede ser jovial, dinámica y con mucho interés por la vida. Pero cuando la depresión le llega, todo cambia. Buscando similitudes con lo que pretendo llegar a transmitir puedo ejemplificar con la persona que sufre cáncer, que ella tiene cáncer, está perturbada con esta enfermedad, pero su vida es más que cáncer.

Pienso que quienes se atreven a descalificar el diagnóstico de depresión y observarlo como inexistente. Son personas que no han tenido un acercamiento a la enfermedad de manera propia o ajena. De tal modo que no se dan cuenta de lo perjudicial que pueda ser esa situación para una persona que sufre un cuadro depresivo.

Todas las enfermedades son auto limitantes, la muerte puede ser la consecuencia final de su límite. Al abordar la depresión estamos evitando sus secuelas, estamos ayudando a que la persona aprenda a convivir con su enfermedad, previniendo ulteriores episodios y potenciando una mejor calidad de vida.

Winston Churchill, político británico, describió su depresión como un perro negro que le acompañaba siempre. Esto a manera de simbolizar como cuando una persona se encuentra enfrentando un episodio depresivo posee un cambio en la percepción de la vida y sus pensamientos se tornan sombríos y turbios, sin expectativas ni posibilidades.

El tratamiento para la depresión consiste en la evaluación de antidepresivos con el acompañamiento de psicoterapia. La depresión es una enfermedad física y psíquica que presenta bases neurológicas. Su origen es atribuido a factores que se conjugan como el genético, biológico, psicológico, social y ambiental. Considerando al estrés como un disparador de la misma. El mecanismo actual propuesto para el uso de antidepresivos consiste en que éstos producen cambios en el sistema nervioso, el inmune y el endócrino y son capaces de inducir cambios neuroadaptativos en el cerebro. La neuroplasticidad ha sido definida como la habilidad del cerebro para reorganizarse a sí mismo y formar nuevas conexiones neuronales a lo largo de la vida.