Llega una caja llena de sushi. Trabajadores vestidos con camisetas de neopreno o descalzos pasan ajetreados con delgadas laptops. Con pocos días de plazo, una intensidad animada llena las que una vez fueron destartaladas bodegas donde el estudio de efectos visuales de Peter Jackson se apresura a terminar la primera parte de la trilogía de «The Hobbit».
El delirante ritmo en el estudio Weta Digital, cerca de Wellington, capital de Nueva Zelanda, durará hasta que los actores caminen por la alfombra roja el 28 de noviembre en el estreno mundial. Pero después de que «The Hobbit: An Unexpected Journey» llegue a los cines, hay más trabajo por hacer.
Weta Digital es la pieza central de un imperio cinematográfico que Jackson y cercanos colaboradores han construido en su natal Nueva Zelanda, cumpliendo su sueño de llevar una rebanada de Hollywood a Wellington. Es un taller que cuenta con todo para hacer películas importantes, no sólo para él, sino para otros éxitos como «Avatar» y «The Avengers», y para producciones que se espera sean también hitos taquilleros, como «Man of Steel», que se estrena en 2013.
Con el tiempo, Jackson se volvió reconocido aquí, e incluso recibió un título de caballero. Su modesto comportamiento y desaliñada apariencia apelan claramente a los valores distintivamente neozelandeses; sin embargo, su modestia no opaca su influencia. También ha atraído críticas en este recorrido.
El equipo de 150 personas que trabajó en los efectos especiales de la trilogía de «The Lord of the Rings» (El Señor de los Anillos) hace una década ahora es de 1.100. Sin embargo, sólo 5% de los que colaboran en Weta Digital son en realidad empleados, ya que el resto son contratistas. Muchos lo aceptan porque el trabajo en el cine es irregular pero paga bien. Pero los sindicatos opinan que los empleados carecen de las garantías laborales que existen casi en cualquier industria.
Al igual que muchos colegas, el director de Weta Digital, Joe Letteri, llegó a Nueva Zelanda en 2001 para trabajar dos años en la trilogía de los Anillos. El trabajo siguió llegando, así que compró una casa en Wellington y se asentó.
«La gente viene porque sabe que es su oportunidad de hacer algo realmente grandioso y hacer que esté en la pantalla», dijo Letteri en una entrevista reciente.
Jackson, quien no quiso ser entrevistado para esta historia, puso en marcha a Weta en 1993 con sus compañeros de la industria Jamie Selkirk y Richard Taylor. La empresa, nombrada así por un insecto neozelandés de gran tamaño, se dividió después en su brazo digital y en Weta Workshop, donde se fabrican utilería y disfraces.
Adorables homenajes a las manualidades están presentes en los siete edificios de Weta Digital localizados en el suburbio de Miramar. Hay carteles de películas viejas, utilería de esqueletos de dinosaurios y simios, y una pared con impresiones en látex de rostros de actores como Chris O’Donnell y Tom Cruise.
Su enorme centro de datos, con el poder informático de 30.000 laptops, se asemeja a una planta procesadora de leche porque sólo la industria láctea en Nueva Zelanda sabe cómo construir sistemas de enfriamiento a tan enorme escala.
Poco del trabajo de Weta es visible. Los visitantes deben firmar acuerdos de confidencialidad y las áreas de trabajo están restringidas. La empresa es hermética sobre los proyectos por venir y sólo dice que Weta seguirá trabajando sólidamente los dos siguientes años, cuando se estrenarán las secuelas del «Hobbit».
La mano de obra ha cambiado de una mayoría de estadounidenses a un 60% de neozelandeses. La única habilidad que se necesita, dice Letteri, es la de utilizar una computadora como herramienta.
Más allá de la creatividad como cineasta, Jackson también ha demostrado ser un hábil empresario, indica Letteri. El gobierno calcula que las grandes producciones contribuyen con 560 millones de dólares anuales a la economía de Nueva Zelanda.
Como muchos países, Nueva Zelanda ofrece incentivos y rebajas a compañías fílmicas, y contribuirá con unos 100 de los 500 millones de dólares que costará la producción de la trilogía de «The Hobbit». Casi todas las películas de gran presupuesto pasan por las compañías de Jackson.
«Nueva Zelanda tiene una buena reputación por entregar películas a tiempo y por debajo del presupuesto, y Jackson ha sido espléndido en eso», opina John Yeabsley, del Instituto de Investigación Económica neozelandés. «Nadie tiene el mismo historial y la mágica habilidad para ganarse el pan de cada día como Sir Peter».
«Uno no puede sobrestimar el hecho de que Peter es una marca», dijo Graeme Mason, director ejecutivo de la Comisión de Cine de Nueva Zelanda. «Se ha construido esta increíble reputación, la cual tiene un efecto de bola de nieve».
Sin embargo, en 2010, un conflicto laboral surgió antes de que se comenzara a filmar «The Hobbit». Los sindicatos dijeron que boicotearían la película si los actores no podían negociar colectivamente. Jackson y otros advirtieron que Nueva Zelanda perdería los filmes con Europa. Directivos de Warner Bros. viajaron al país y se reunieron con el primer ministro John Key, cuyo gobierno cambió las leyes laborales de la noche a la mañana para aclarar que los empleados cinematográficos estaban exentos de ser tratados como trabajadores regulares.
Helen Kelly, presidenta del Consejo de Sindicatos de Nueva Zelanda, dijo que se hubiera logrado un acuerdo fácilmente. «Estaba muy decepcionada de que Peter Jackson abogara por eso» y «estaba furiosa con el gobierno por hacerlo».
Por su parte, defensores de los animales anunciaron la semana pasada planes para manifestarse en el estreno de «The Hobbit» después de que jinetes dijeron que tres caballos y una decena de animales murieron en condiciones inseguras en una granja donde los reunían para las películas. Matt Dravitzki, portavoz de Jackson, reconoció que dos caballos murieron por enfermedades prevenibles en la granja, pero indicó que la producción trabajó rápidamente para mejorar la seguridad y estadía de los animales. Rechazó que éstos hubieran sido maltratados o descuidados.
El equipo de Jackson ha informado que 55% de los animales en «The Hobbit» se generaron por computadora en Weta Digital. La organización Personas por el Trato Etico de los Animales (PETA) pidió que en el futuro se creen todos los animales en el estudio.
El diario National Business Review calcula que la fortuna personal de Jackson es de 400 millones de dólares y podría crecer aún más si tiene éxito la franquicia del «Hobbit».
Por toda su influencia, Jackson mantiene una vida similar a la de un hobbit; prefiere una vida hogareña tranquila fuera del trabajo. Al final, dicen muchos, parece que lo motiva lo que le ha interesado desde el inicio: contar grandes historias en la pantalla grande.