Vargas Llosa recibe Premio Carlos Fuentes


aa_FOTO_2El escritor peruano Mario Vargas Llosa fue distinguido ayer con el primer Premio Internacional Carlos Fuentes a la Creación Literaria en el Idioma Español en una ceremonia en la que destacó el papel del autor mexicano en el llamado «boom» de la literatura latinoamericana.


Por BERENICE BAUTISTA
MEXICO / Agencia AP

«Se ha dicho que ‘La ciudad y los perros’ fue, cronológicamente hablando, la primera novela del boom», dijo Vargas Llosa sobre su novela en el discurso de aceptación en la Ciudad de México. «Pero creo que sería más justo decir que ese papel pionero, anunciador del boom, debe concederse a la primera novela de Fuentes, ‘La región más transparente’, que apareció en el año de 1958, es decir, cuatro años antes que la mía», precisó al recibir la presea la noche del miércoles.

El también autor de «Conversación en la catedral» y «Pantaleón y las visitadoras», nacido en Arequipa en 1936, reconoció su propio valor como integrante del movimiento que revolucionó la literatura latinoamericana a mediados del siglo XX.

«Soy muy consciente de que esta generosa decisión del jurado se debe en buena medida a ser yo algo así como el último sobreviviente operativo de ese movimiento», dijo con buen humor entre las risas de los asistentes.

Vargas Llosa, Premio Nobel de Literatura en 2010, dedicó en buena medida su discurso a la personalidad de Fuentes, fallecido en mayo, a quien conoció en 1962 en una noche de «tequila, mariachis y efusiones» en la que lo encontró cantando corridos y hablando de cine.

«Probablemente ninguno de los escritores a los que se considera integrantes del ‘boom’ se esforzó tanto como él (Fuentes) para acercarnos y amigarnos, hacernos sentir parte de una aventura intelectual común y para que nuestros libros rompieran el confinamiento al que hasta entonces estaban condenados casi todos los escritores latinoamericanos», señaló.

«Fui testigo y beneficiario de su generosidad: Me recomendó a su agente literario en los Estados Unidos e hizo gestiones con sus editores extranjeros para que tradujeran mi primera novela», recordó sobre la relación de hermandad que forjaron.

El presidente Felipe Calderón entregó el premio al escritor y lo reconoció por su papel como crítico de la sociedad latinoamericana.

«Al poner en sus manos este galardón, los mexicanos reconocemos en su obra una aportación literaria medular de América Latina para el mundo. Reconocemos su vigorosa defensa de la libertad y la democracia, su vigorosa defensa del espíritu liberal, que por supuesto emana de un espíritu crítico imprescindible para construir el porvenir».

A propósito de la libertad política que ha caracterizado al escritor a lo largo de los años, el presidente recordó el episodio en el cual Vargas Llosa calificó a México como «La dictadura perfecta» en televisión nacional en 1990, cuando el país comenzaba a pedir que terminara el largo gobierno del Partido Revolucionario Institucional, que estuvo finalmente al frente del país por 70 años.

«Esas palabras nítidas, controversiales, satanizadas por supuesto por las multitudes de aquel entonces… cambiaron en buena parte a nuestro país. Fueron palabras que retumbaron mucho más allá de los libros y las novelas de Vargas Llosa y sus contemporáneos», dijo Calderón.

La transparencia de Vargas Llosa fue la virtud más celebrada por el presidente en sus palabras de felicitación.

«Al final de cuentas es Vargas Llosa un hombre congruente con sus ideas, muchas veces polémicas, muchas veces provocadoras, pero es de esos hombres que se buscan con ansia y se encuentran con dificultad, que son no sólo capaces de decir lo que piensan sino de hacer lo que dicen», estimó Calderón.

En la entrega del premio, que coincidió con la inauguración oficial de la remodelada biblioteca de la Ciudadela, también estuvo presente la presidenta del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes, Consuelo Sáizar; el director de la Academia Mexicana de la Lengua, Jaime Labastida; el secretario de Educación Pública, José Ángel Córdova Villalobos, y Silvia Lemus, viuda de Fuentes a quien Vargas Llosa dedicó las últimas palabras de su discurso.

«Sin ella difícilmente hubiera nacido esa obra tan monumental que ahora celebramos», dijo para luego acercarse a abrazarla efusivamente.